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domingo, 3 de marzo de 2019

UTY 2019- MONASTRELL TRAIL

59.3kms. 2.600 D+


No lo entiendo. Recientemente había participado en los 90k de Caravaca de la Cruz y en el maratón de Valencia, terminándolos sin ningún tipo de molestia y hace poco más de dos meses, en una salida tranquila y corta por el río, mi tendón de Aquiles, tocado desde hacía un par de años,  dijo basta.

Pruebo a salir los días siguientes y nada, el dolor es insoportable y apenas puedo correr unos metros. Imaginaros como me encontraba, alguien habituado a salir a correr cinco días a la semana que disfruta haciendo carreras de más de 100 kilómetros y muuuchas horas y ahora era incapaz de correr cinco míseros metros, un ansiolítico por favor…!! Y para más inri, el sorteo del UTMB a la vuelta de la esquina, tendré mala suerte y encima me tocará, pero no, este año tampoco. Respiro aliviado porque así tendré tiempo de recuperarme y el año que viene ir ya que es mi tercer sorteo, pero caigo en la cuenta de que para poder inscribirme necesito hacer dos carreras de las largas, joer, otro diazepam please.

Los que me conocéis ya sabéis que aparte de guapo no soy persona que se rinda fácilmente y comienzo mi recuperación. Médico, fisio, reposo y empiezo a entrenar con bici que no me gusta nada aunque últimamente parece que va mejor y ya por lo menos cuando llego a casa no parece que venga de tener sexo anal. La recuperación va mejor y ya puedo correr algo en llano, eso sí, a ritmos de risa pero por lo menos corro. Y por qué os estoy contando yo el rollo este…, ah sí, la carrera de Yecla.



Pues eso, que antes de lesionarme me había inscrito junto a mi amigo Diego o el Tigre del Turia como le conoce mucha gente, a esta carrera. Para él iba a ser su primera ultra y para mí la segunda participación en esta dura y bonita prueba. Lógicamente, según estaba yo ahora, mi intención era la de anular la inscripción pero como aún faltaba algo de tiempo decidí esperar a ver si mi situación mejoraba milagrosamente. Sigo con la bici, fisioterapia y alguna que otra salida cortita y lenta, dándome cuenta de que ni con milagro termino yo esta carrera. Le comento a mí compañero la intención de anular y él me comenta que también se lo está pensado, ya que no ha tenido mucho tiempo para entrenar y no ha hecho nada de desnivel. Vaya dos, la llevamos clara!!. La semana anterior a la prueba sigo dudando que hacer y ese mismo viernes le comento a mi fisio mi plan para el día siguiente, correr 60 kilómetros con 2630 D+. Él me mira pensando seguramente que yo iba fumao y solo me dice…, yo, si fuera tú, no iría.

Ya, pero tú no eres yo y a las 5 a.m. del día siguiente estoy en pie desayunando mi leche de arroz con galletas de avena. Me visto tranquilamente y salgo a la calle. No hace malo, solo algo de fresco y únicamente se escucha a esas horas el canto de unos pájaros de fondo. Un privilegio para los que provenimos de la ciudad.

De camino en el coche voy pensando en la locura que voy a hacer, pero necesito probarme, necesito saber si hay alguna mínima posibilidad de que pueda terminar alguna carrera con cierta dificultad o darme definitivamente por vencido y dedicarme a mí otra gran pasión, el curling.


Llego aún de noche al Aula de la Naturaleza Coto Salinas, lugar de salida y meta, aparco en el sitio habilitado a tal fin y me acerco a por el dorsal habiendo de momento muy poquita gente.

Recojo el dorsal, la completa bolsa y pregunto sobre un regalo que me había tocado en un sorteo,  diciéndome que me lo dan cuando  llegue a meta, que cabritos!! , al final voy a tener que acabar.

Me termino de vestir y espero en el coche a que llegue Diego. Le acompaño a por el dorsal comprobando que la salida está bastante más animada (con perdón) y aprovecho para saludar a algún conocido, Alberto, Esther y Carmelo.
Recogiendo el dorsal.


Pasamos el control de material y nos colocamos por el final. Ya no hay marcha atrás y reconozco que estoy nervioso y conociéndome esto es muy raro en mí. No sé qué puede pasar y esa incertidumbre me intranquiliza. Mi corazón dice que tal vez, pero mi cabeza dice que son 60 duros kilómetros y ni he hecho desnivel ni más de 14kms. entrenando (por llamarlo de alguna manera). Mi estrategia es hacer los primeros kilómetros, que son en bajada y llanos, llegar a Raspai y probar la primera subida. Ahí, según vaya, decidiré (si llego).

Preparados para salir.

En que lío me he metido...



Dan la salida y mis 7 sentidos se centran en el pie izquierdo atentos a cualquier señal. Pongo un ritmo muy suave y solo tengo unas pequeñas molestias, bueno, que siga así. De momento vamos todos muy juntitos según salimos del recinto iniciando una suave bajada. El pelotón se estira y veo como algún corredor, rival directo, poco a poco se va alejando, no pasa nada, mi carrera hoy es otra.
Que contentos estamos...


Yo soy friolero, lo reconozco, pero Diego ha venido como si la carrera fuese en Alaska y al poco tiempo de salir ya tiene que ir quitándose cosas y como no, charlando con algún corredor. Si algún ser vivo está dentro de su radio de acción habla con él, de momento solo se libran los árboles y algún bicho.
Recién salido y con mis 7 sentidos en alerta.


Bueno, el pie, si mantengo este ritmo parece que responde, intento olvidarme del tema y empezar a disfrutar de la carrera. Cruzamos una carretera y por camino nos acercamos a Raspai donde está el primer avituallamiento. Paramos, rellenamos agua y Diego aprovecha para quitarse las mallas largas, haciendo un bonito y torpe strip-tease, suerte tuvo que me daba pereza coger el móvil de la mochila para inmortalizar el momento. Ya en marcha otra vez nos acercamos por caminos cruzando algún huerto con árboles en floración a la primera subida dura de la prueba. 
Que bonito está el campo.

En busca de la primera subida.
Yo voy delante y a Diego le voy escuchando pegado detrás charlando ahora con Ivan, un chaval muy majo de Alicante y hablándole sobre las 3 ces ( C C C) , su lema para este tipo de carreras, Corazón, Cabeza, Cojones.

Subiendo, el tendón me molesta algo más que corriendo  y tengo que ir buscando la postura, pero aun así, todo va mejor de lo esperado.

Llegamos arriba sin problemas,  un poco de cresteo y bajada por una senda hasta llegar a un nuevo avituallamiento (km.24). Paramos lo justo para repostar y seguimos bajando, ahora por un estrecho sendero con tierra y piedras sueltas donde es muy fácil resbalar. Cruzamos una pista y seguimos la bajada por una bonita senda con bastante vegetación en la que se puede ver si miras  a la derecha, la siguiente y muy dura subida que nos espera. Yo voy delante, Diego me sigue y detrás de nosotros dos  corredores/a. Escucho un golpe, me giro y veo a Diego todo lo largo que es en el suelo, se ha tropezado por mirar donde no debe. La causa de la caída se interesa por él y aparte de un golpe en la rodilla sin consecuencias, todo bien. Su primera caída en este mundo del trail (y seguro que no será la última). Dejamos la senda, cogemos una pista también en bajada y llegamos a otro avituallamiento a los pies de la subida. Unas fotos, bromas con los voluntarios, Diego preguntando a la causa de su caída de donde es (murciana), repostamos, cojo unas gominolas y pá arriba.

Había avisado y explicado a mi acompañante como era esta subida para que no le pillara por sorpresa y ahora puede ver in situ que no mentía sobre su dureza. Aquí Diego se pone delante y coincidimos un tramo con unos corredores muy majos, los Macedonios con los que vamos charlando. Mi pie va sufriendo más y no se bien como ponerlo buscando mil posturas. A pesar de ello en esta ocasión me cuesta menos que cuando la hice hace 2 años aunque el ritmo de los primeros 25 kilómetros no tenía nada que ver con el de hoy.
Era dura pero no tanto.

Bonitas vistas.


Coronamos y bajamos un poco hasta el avituallamiento del km.27, que era el mismo del 24. Repostamos, Diego avisa en el control que ha perdido el chip con la caída y salimos en busca de la segunda mitad bajando por una bonita senda. Llegamos a una pista y la cogemos a la derecha, ahora caminando ya que era cuesta arriba. Vamos charlando de una amiga común y cuando llevamos un buen trecho mi compañero  comenta que no ve balizas y es cierto, no las hay. Lo más sensato es dar la vuelta y eso hacemos, llamo a la organización y nos confirman que la pista se cruza, no se sigue. Llegamos hasta donde  la senda llegaba a la pista y justo ahí estaba el desvío, ninguno lo había visto. Un kilómetro y medio o dos nos costó el despiste y anda, que estábamos los dos como para encima regalar kilómetros.
Lo que hace el photoshop, parece hasta que voy rápido.

Los Macedonios (el club se llamaba así) nos alcanzan y bajamos juntos de nuevo por una bonita senda hasta llegar al avituallamiento del km.34 donde aparte de repostar aprovecho  para comer un pequeño bocadillo de sobrasada.

Seguimos bajando por un camino, vamos unos metros por delante de un grupito de corredores y volvemos charlar sobre nuestra amiga común. De pronto, de frente vemos que viene un corredor, no ve balizas nos dice. Otra vez perdidos, hala!!, media vuelta todos (esta vez no llegó a 100 metros). Ya no volvimos a hablar de nuestra amiga.

Nos metemos por un huerto y algo más adelante empezamos una nueva y bonita subida no muy dura con troncos caídos en medio del camino que hay que ir sorteando. Los tramos en los que se puede trotamos, aunque Diego empieza a tener problemas con la rodilla (cintilla). La siguiente bajada es bastante cómoda, primero por camino y después por pista. Intentamos avanzar lo más rápido posible ahora que el terreno es favorable ya que no llevamos mucho margen con el cierre de carrera pero al italiano le cuesta bastante correr y nos ponemos a caminar. Yo tengo más molestias en el tendón caminando que corriendo y a Diego le pasa al revés con la rodilla, sincronización perfecta.

Llegamos de nuevo a Raspai. Km.43. 

Ya está casi hecho.

Andiamo ragazzo.

Carmelo.

Richy.
El resto de Macedonios.


Yo, a tan solo 16 kilómetros de meta hubiera únicamente repostado y salido sin más, Diego había dejado una bolsa (Raspai era base vida) y aprovecha para coger y dejar cosas, comer y beber tranquilamente. A mí no me importa esperar, mi único objetivo en esta carrera era el intentar llegar a meta y sé que lo voy a conseguir. No me quiero sentar para no quedarme frío y prefiero esperar de pie estirando el tobillo y charlando con los chicos de la cruz roja. 
 Van llegando corredores y saliendo antes que nosotros. No tenemos demasiado margen con la hora de cierre pero Diego ser lo toma con mucha calma (los sicilianos y caribeños son muy tranquilos), ni ver pasar a nuesta amiga Vanessa le hizo levantarse. 

Estamos como nuevos.

Soy guapa y lo sabes.

Con indirectas del tipo, "oye, que estos señores se querrán acostar” consigo que se ponga en marcha. Nos han adelantado bastantes corredores y una señora que no era ni de la carrera pero nos da igual, vamos a cumplir nuestro objetivo ambos.

Este tramo es común al de esta mañana pero a la inversa, vamos por un camino donde se puede correr pero la rodilla de Diego no le deja así que nos ponemos a caminar. Cruzamos la carretera y empezamos una suave subida por camino, miro el reloj, las 16.30, el otro año que participé acababa de llegar a meta (que triste). Unos sembrados, mas camino y llegamos a una rambla con algo más de pendiente pero en la que se puede avanzar bien. Aunque hemos repostado agua en el último avituallamiento nos estamos quedando sin ella, nos deben de quedar unas 2 horas para llegar y no sabemos si habrá algún punto donde podamos repostar .Por fin dejamos la rambla y seguimos la subida, ahora más dura,  por un sendero a la izquierda. Mi compañero me pregunta por cómo es la parte que queda hasta coronar, yo creo recordar que era bastante durilla pero prefiero decirle que no me acuerdo. Llegando casi arriba, no sé si por la falta de comida, de bebida o de entrenamiento (seguramente por las tres) me empiezo a notar algo mal, con un poco de náuseas, costándome esta parte bastante (a Diego no le comento nada) aunque nos vamos acercando a un corredor que llevamos por delante.

La bajada la hago dejándome llevar y esperando que mi malestar no vaya a más. Los dos vamos ya sin agua, tengo la boca seca y los labios tan cortados que si doy un beso a alguien le hago un peeling. Unos cientos de metros más abajo, al final de la bajada,  nos llevamos una sorpresa al encontrar  un pequeño avituallamiento. Rellenamos, me tomo un poco de coca cola y nos enfrentamos a la última subida por una pista de unos 800 metros.

Diego se pone ahora delante y yo poco a poco me voy encontrado mejor. Miro el reloj y apenas quedan unos 15’ y 3 kilómetros para llegar en tiempo a meta, muy justos vamos a estar. Una pequeña bajada y el tigre ahora se pone a correr, pero a este tío no le dolía la rodilla?? yo le sigo estando recuperado del todo. Llegamos a un tramo asfaltado en subida y seguimos corriendo hasta enlazar con un sendero, comienzo de una complicada bajada hacia meta. Adelantamos a un corredor y a ritmos que yo ni recordaba empezamos a bajar.

El descenso al principio es por un sendero pero luego se complica  siendo más vertical ,con tierra y piedras sueltas con bastante peligro de caerte, sobre todo si vas rápido (como ahora). Diego tiene un pequeño traspiés sin consecuencia. Hace tiempo que estamos oyendo el jaleo de la meta y cada vez el sonido es más cercano. Por fin llegamos al final de la bajada, giramos a la izquierda y entramos en el recinto y en meta con 2’ de retraso con el tiempo límite.


Nuestra llegada.
Posando para los fans.

Objetivo cumplido. Los milagros existen.

Esther Sanchez.

Iván.

Vanessa.


Mi compañero va al control de chips para que anoten su tiempo y yo voy en busca de mi regalo del sorteo. Un miembro de la organización me sorprende diciendo que soy tercero en mi categoría, le digo que eso tiene que estar mal por lo tarde que he llegado pero comenta que ha habido una “escabechina” y han abandonado bastante gente. No voy a discutir. Diego se acerca con un vaso de cerveza para mí en la mano (que bien enseñado está) y se lo comento. 
Si no lo veo no lo creo, he corrido lesionado, nos hemos perdido dos veces, he tardado dos horas y media más que en mi anterior participación y hago pódium… Me subo al cajón y el speaker hace la ceremonia, recibiendo mí trofeo y un montón de regalos. 

Vaya dos locos, al final nos salió todo mejor de lo esperado. 
Contento con mi inesperado podium.
 Comentamos la carrera degustando más cerveza y picando algo. Yo no estoy muy contento, es cierto que el tendón no me ha molestado demasiado y me ha permitido terminar pero tengo claro que aún le falta mucho para estar bien y dudo sinceramente de que pueda hacer esas dos carreras que necesito. Bueno, por lo menos puedo correr. I'm Happy.

Gracias tigre por la compañía, espero que lo repitamos muchas mas veces.

2 comentarios:

  1. Fantástica experiencia, si no hubiera sido por la compañía de Dani, no hubiera acabado. El paisaje precioso, la carrera muy bonita y variada. Aprendamos a valorar nuestro medio rural.
    Sí Dani, si las lesiones nos respetan, habrán más aventuras. Fdo: TT!

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    1. Contigo al lado fue todo un poco más fácil. Gracias tigre

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