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sábado, 8 de junio de 2019

ULTRA TRAIL BOSQUES DEL SUR - 102 KM - 5.229 D+

Perfil de la carrera.
Ultra Trail Bosques del Sur
Localidad:      Cazorla - Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas.
Distancia:            102 kilómetros.
Desnivel:             5.229  metros.
Tiempo:               18h 16’ 37”
Posición:             131 (315)
Dificultad:           Media – baja
Características: Muy corrible, bien balizada, avituallamientos correctos, voluntarios de 10, bonito recorrido y paisajes. Recomendable 100%

Material Utilizado
Zapatillas Hoka Speedgoat 3
Calcetines Lurbel
Esparadrapo hipo alergénico 3M
Vaselina pura
Pantalón con malla incluida Nike
Camiseta Sport Hg (Gtp)
Camiseta Nike
Manguitos Sport Hg (Autv)
Cortavientos Izas
Reloj Nowley
Buff (Utbs)
Mochila Aonijie 5L
Gafas uvex
Bastones plegables Aonijie
Gorra Nike
Frontal Led Lenser H7
Paquete pañuelos de papel

Comida
3 trocitos de bizcocho
1 plátano
5 mini rebanadas de pan con aceite
1 gelatina
2 trozos de manzana
1 naranja
2 mosquitos

Hidratación
2.5 litros de agua
0.5 litros de agua con gas
2 vasos de isotónico
3 vasos de coca cola
2 vasitos de leche con cacao
1 lata de Sprite


Tras participar recientemente en los 45 kms del Desafío Calar del Río Mundo con un resultado bastante aceptable y con un tendón de Aquiles que aguantó bastante bien, me decidí por esta carrera para conseguir los 5 puntos que me faltaban para el UTMB del año que viene.
Ya había estado en la primera edición, cuando la distancia era de 125 kms y 1.000 metros menos de desnivel, quedando bastante decepcionado con el recorrido y prometiéndome que no volvería más por aquí, pero por unas fotos y  vídeos que vi de la edición del año anterior pude comprobar que esta carrera no tenía nada que ver con la que hice en el 2014. Ahora el problema era que las inscripciones estaban cerradas, así que mando un correo a la organización a ver si hay suerte y si, parece ser que ha habido alguna baja y me hacen un hueco (gracias Judit y por contactar con el 294).



Recogiendo el dorsal y la bolsa del corredor.

Pedro junto a Agustín y Vicente. Los Tractores reactores.

Salgo para Cazorla el mismo viernes por la tarde llegando sobre las 19.30h, aparco en el primer sitio que encuentro a la entrada del pueblo y me acerco a buscar el dorsal. No recordaba las cuestas que tiene este pueblo (ya no se me olvidan) y la próxima vez también intentaré aparcar más cerca ya que estoy por lo menos a 1.5 km de la zona de salida y meta.
Una vez recogido el dorsal quedo con mi amigo Pedro, alma mater del grupo Senderista Los Tractores que también participará junto a dos amigos suyos, Agustín y Vicente y nos vamos a cenar los cuatro. Pedro tiene casa aquí y me la ha ofrecido por si quiero quedarme a pernoctar tras la prueba. Si llego a una hora “prudente” mi intención es volver a casa e incluso pasarme por la fiesta de cumpleaños de mi amigo Fer pero todo irá en función de cuando llegue y en qué  estado.

No me gusta que la salida sea tan tarde, la espera se me hace eteeerna. Estoy muy a gusto tomándome un par de trozos de pizza sentado tranquilamente en una terraza y no tengo ni pizca de ganas de ponerme a correr a las 12 de la noche.

Una vez cenados, nos acercamos a la charla técnica y cada vez tengo más pereza, ¿no la podrían aplazar? - estoy a punto de preguntar. Termina el briffing y vuelvo al coche para coger la bolsa que dejaré en el km.62 con alguna bebida y algo de ropa por si me quiero cambiar. Otra vez la cuestecita…., dejo la bolsa y me siento un rato con Pedro y sus amigos en otra terraza. Sobre las 23h nos marchamos a prepararnos para la excursión.

Hace buena noche y he decidido (si no suspenden la carrera) salir en manga corta y con manguitos. Me pongo vaselina en ciertas partes, esparadrapo en pies para evitar ampollas, me peino para salir guapo en las fotos y ¡alé, ya estoy listo!, voy a ponerme en movimiento que si no, me quedo dormido en el coche.

Casi llegando a la zona de salida me doy cuenta de que he olvidado el buff, joer…, dudo que hacer pero prefiero volver a por él, otros dos viajes…, no ha empezado la carrera y ya llevo 7kms y 40 metros de desnivel por lo menos y lo que es peor, cada vez tengo menos ganas de salir. 

Busco a mis amigos pero con tanta gente no los veo por lo que entro en el corralito a esperar pacientemente a que den la salida con gran ambiente y con los corredores muy animados (bueno, todos menos yo).

Vámonos…., y salimos corriendo atravesando una plaza con bengalas a nuestro paso y mi grupo favorito sonando de fondo (esto si me animó unos segundos). Un poco de callejeo y enseguida la primera subida con un primer tramo por un estrecho camino de cemento y posteriormente por camino y senda con  un terreno algo irregular pero por el que se puede avanzar bastante bien.

Nada más ponerme a caminar mi Aquiles se empieza a quejar y el tobillo, imagino que por la postura que pongo, me empieza a molestar también y a esto se une un poquito de dolor de  cabeza. Esto puede ir a peor??, pues claro !...
Vamos todos muy juntitos en fila, incluso en algunas partes se forman pequeños tapones perdiendo algo de tiempo.
Subiendo el Gilito. Al fondo Cazorla.
La ascensión al Gilito es bastante larga (9kms) pero es muy llevadera y se avanza sin ninguna dificultad. Mi desgana inicial sigue y mis molestias también, aunque la jaqueca parece que va desapareciendo. Mis sensaciones son malísimas y  voy pensando en los kilómetros que aún nos quedan, justamente en lo que no hay que pensar (por lo menos en esta parte). La temperatura ha bajado  y empiezo a sentir algo de frío, llevo un cortavientos a mano pero prefiero esperar. El cielo está despejado, corremos bajo las estrellas y se puede escuchar el sonido de algún bichejo nocturno. Cruzamos una carretera con bastante gente animando, algo que me extraña por la hora que es, llaneamos un poco y volvemos a subir por un sendero hasta que por fin coronamos el Gilito llegando al primer avituallamiento en el que solo paro lo justo para rellenar agua y empezar el descenso. El terreno no está mal y se puede correr aunque tengo que ir poniendo el pie en mil posturas para que moleste lo menos posible el tendón. Cruzo el rio Guadalquivir por un pequeño puente de madera, un poco de llaneo y comienzo la segunda subida de la carrera.
Sigo con muy malas sensaciones y pensando en los kilómetros que quedan, incluso voy calculando cual sería el  mejor lugar para abandonar y encima he cogido algo de frio porque el estómago me empieza a dar los primeros avisos, solo espero que no vaya a más.
Esta subida es más corta que la anterior y un poquito más dura, aunque se puede avanzar también  bastante bien. Aquí ya se van viendo menos corredores, nadie me adelanta y no adelanto, debo de estar en mi sitio ya. 
No se ve mucho del paisaje, solo luces a lo lejos de Cazorla (creo) pero se intuye bonito. Sigo subiendo con un paso tranquilo hasta que por fin, sin mucha dificultad aparte de mis molestias de pie, de barriga y desgana, corono el Gualay. 
Paro en el avituallamiento, me como un plátano para ver si se asienta el estómago, un trocito de bizcocho y una vez rellenada la botella de agua inicio una nueva y pequeña bajada por sendero y camino. Veo un cartel indicando el km.20, miro el reloj y compruebo que a pesar de mis malas sensaciones y de que en esta parte he caminado bastante, no voy mal de tiempo, ¡mira, mi primera alegría de la noche! y solo me quedan 82 kms…
Ahora toca una subida bastante corta, un poco de llaneo y de nuevo otra bajada por una especie de bosque con alguna que otra piedra en el camino. Al poco de empezar esta nueva bajada el estómago se empieza otra vez a quejar de verdad y el toilette más cercano está a unas 10 horas así que mientras voy descendiendo por este estrecho y pedregoso sendero, busco algún lugar para detenerme. Una gran roca a la izquierda del camino me puede dar la intimidad necesaria (tengo el culo bonito pero yo, gratis, no lo enseño) y en un par de segundos ya estoy listo, quitándome un gran peso de encima. Salgo de nuevo al sendero, disimulando como si hubiese estado cogiendo setas, comenzando de nuevo a correr y dándome cuenta de que la roca estaba en una curva con buena visibilidad para los que venían detrás, ¡vaya!, al final fue gratis.
 Unos metros más adelante y por mirar donde no debo, piso mal una piedra y el tobillo del pie tocado se me dobla completamente. Un fuerte dolor me deja ko unos segundos, ! hala, ya tengo la excusa para abandonar !!... Comienzo a caminar y poco a poco a trotar con un intenso dolor (no quiero parar para que no se enfrie) suponiendo que el tobillo se me hinchará pero lo que sucede es que al cabo de un rato el dolor ha disminuido y lo más sorprendente es que la molestia del Aquiles también ??, bueno, ahora solo falta que tenga ganas de correr.
No queda mucho para que amanezca y hace más frío que antes por lo que me pongo el cortavientos. La noche se me está haciendo muy larga  y estoy deseando que aparezca el sol para ver si mejoran algo mis sensaciones.
Acabo la bajada y al poquito de empezar otra subida llego al avituallamiento de La Mesa (km.26) donde me tomo un pequeño vaso de leche con cacao y otro trocito de bizcocho, por lo menos estoy comiendo y eso es raro en mí.
Continúo subiendo, el píe me molesta sobre todo al caminar y en cuanto llegan llanos o bajadas me pongo a correr. El tiempo sigue pasando lentamente, me fijo en el cielo pareciendo que empieza a clarear y sobre el km.35, casi al final de la subida se hace la luz pudiendo contemplar el bello paisaje que me rodea. Unos dos kilómetros después llego a un avituallamiento en el que también tienen leche con cacao y lo mejor, un plato con aceite para que mojes pan, un manjar para mí (es lo que ceno muchas noches, algo heredado de mi abuela Felisa). Me sienta fenomenal y tras rellenar agua y mancharme el pantalón con el oro líquido continúo con esta cómoda subida o falso llano por pista y camino pasando por un prado bastante bonito. Paso el maratón en 7h15'  y me sorprende, es un tiempo bastante aceptable para como me ha ido en esta primera parte de la carrera.
Más pista, mas camino y noto que algo ha cambiado. Mis sensaciones ya no son las del principio, llevo 45kms en las patas y me encuentro cada vez mejor, sin casi molestias en el pie y lo más importante, con ganas de correr.  Comienzo una bajada de nuevo por pista, mi ritmo es bastante bueno y comienzo a adelantar a corredores que van caminado.  Llego a una zona más bonita aún donde está el embalse de Los Órganos y me obligo a parar un momento para sacar unas fotos aprovechando también para guardar el frontal en la mochila. 
 
 
Embalse de Los Órganos. Bonitas vistas.
 
Más bonitas aún.
Cruzo una pequeña presa  con más vistas impresionantes y ahora caminando por un estrecho sendero me encuentro con un corredor, Jorge, que me va comentando como es la parte por donde vamos a pasar, con unos pequeños túneles por donde va un canal con agua.
Túneles por el cañon donde transcurre el río.

Vistas del cañon.

El otro lado.

Él conoce bien esta parte del recorrido por haber entrenado por aquí a menudo con su novia que es de la zona y casualmente es la máxima favorita para ganar el maratón de este sábado (que por cierto lo ganó, Sonia Vizcaino). Vamos charlando  y en las partes más bonitas, donde hay unas cascadas, Jorge amablemente me hace unas fotos.
Preciosas vistas.

Bonitas también.

Este descanso me ha sentado de maravilla. Bajamos ahora por un sendero algo técnico con piedra suelta en el que me dejo llevar dejando atrás a Jorge hasta que de nuevo salgo a una pista donde vuelvo a encontrarme a bastantes corredores que van andando.
Bajada entretenida. El que se ve es Pedro.

Llego a una especie de garganta por la que baja el río Borosa y corro ahora por unas pasarelas de madera que siguen su curso.
Siguiendo el curso del río Borosa por las pasarelas de madera.

Qué pesao.., quita anda !!
Hay numerosos turistas que animan y saludan al pasar. Me encuentro cada vez mejor, con la sensación de que puedo hacer corriendo todo lo que me queda sin parar.
 Es increíble cómo actúa la mente, he pasado de una desgana total a estar disfrutando de verdad y mientras más kilómetros llevo mejor me encuentro,  si ahora suspenden la carrera me dan un disgusto.
Llego a Borosa, km.62 donde he dejado una bolsa con cosas.

Base de vida en Borosa. A punto de marcharme.

En el avituallamiento tienen pasta pero veo otra vez el aceite y me preparo unos mini sándwiches que me como tranquilamente sentado en una silla junto a una lata de sprite. Me mancho el pantalón de nuevo, me cambio de camiseta, cojo una botella de agua con gas y justo cuando voy a salir aparece Jorge, nos saludamos, una foto y sigo para hacer los últimos 40 kilómetros.


Este es Jorge.
Voy muy bien de tiempo, para 17 horas en meta cuando mis previsiones eran de hacer unas 20- 21, el problema es que yo pensaba que esta última parte iba a ser más fácil pero no, no lo fue tanto.
Nada más salir del avituallamiento hay una corta pero intensa subida, delante de mi va un corredor hablando por teléfono aunque por las voces que da seguro que le escuchaban sin él. Va dando instrucciones a su familia que le van siguiendo por algunos avituallamientos, llego a su altura y nos saludamos. Por detrás llega otro corredor, Eduardo, que nos comenta que llevamos las mismas zapatillas y es verdad, que copión. Terminamos la subida y enlazamos con otra bajada por pista. Eduardo es un tri-atleta de Santa Pola que está haciendo su primera ultra y a pesar de no haber entrenado mucho lo de correr, va bastante bien, se nota que está en forma. 


Con Eduardo, el tri-atleta. Al otro no le conozco.

En mitad de la bajada llegamos a un avituallamiento donde bebo algo de coca cola y me tomo una gelatina. Relleno agua y nos vamos. Seguimos por pista alternando con algún sendero y camino, esta parte también es bonita teniendo que cruzar algún riachuelo. Por el perfil que llevo en el dorsal pensaba que hasta el siguiente avituallamiento  sería todo cuesta abajo pero de pronto nos encontramos con una subida que no nos esperábamos y nos hace dudar si hemos pasado de largo el pueblo, pero no, enseguida volvemos a bajar y tras un poquito de llaneo y adelantar a un par de corredores llegamos a una carretera y un poquito  más adelante al avituallamiento de Arroyo Frío.
Aquí si me noto ya algo cansado, llevo prácticamente sin dejar de correr 35 kilómetros y eso se nota. Me siento a comerme unos trozos de manzana, beber algo de coca cola y descansar un poquito más ya que estamos a los pies de una subida bastante dura. 
Miro a los corredores que están  avituallándose y veo caras conocidas, he estado coincidiendo con ellos estos últimos kilómetros, llevando un ritmo similar. Salimos varios a la vez, Eduardo se pone en cabeza y comienza a subir con bastante soltura. Yo me pongo en modo  "subir sin desgastarme que aún quedan dos mas¨" y me lo tomo más tranquilo. Las subidas que tienen mucha pendiente no se me dan nada bien, yo no soy muscularmente fuerte y me desgastan mucho, si esto fuera un video juego aquí siempre pierdo dos vidas. Eduardo y otro chaval se van alejando, yo me quedo en tierra de nadie por delante del que tiene mis zapatillas y otra pareja que van juntos. Sigo con pasitos cortos,  controlando y sufriendo lo justo hasta que llego arriba. Me recupero enseguida y comienzo a bajar por un tramo algo técnico y cuando el terreno mejora, acelero para recuperar el tiempo perdido antes. Mis buenas sensaciones vuelven incrementando el ritmo ahora por pista. Un poco de llaneo, cruzo un pequeño puente de madera y llego al avituallamiento de Vadillo (km.84) donde una voluntaria muy maja sale a mi encuentro y se hace cargo de mis bastones mientras que otras dos me ofrecen una silla y bebida, como a un rey me tratan.
Tras un breve descanso y de rellenar agua salgo despidiéndome y agradeciendo el trato a las voluntarias. Voy tranquilamente caminando y llego al río Guadalquivir que hay que cruzar. Un corredor está sentado con las piernas dentro del agua, le reconozco, es Eduardo (me había dicho que lo iba a hacer). 



Aquí me lo encontré sentado. (Foto de Dani Spain)
Me comenta que tiene rampas en las piernas y que hará lo que queda de recorrido hasta meta caminando. Nos despedimos y cruzo el río por unos troncos saliendo a una pista en subida muy cómoda. Al poco tiempo Eduardo me alcanza y hacemos este tramo juntos, corriendo y charlando (para que luego digan que los hombres no podemos hacer dos cosas a la vez) hasta el siguiente avituallamiento que está más o menos en la mitad de la última subida importante de la carrera, la Fuente del Oso.

Esta subida era cortita.

Eduardo con sus rampas.
En este avituallamiento vuelvo a reconocer a corredores, me como unos trozos de naranja, relleno agua y reanudo la marcha ahora por un sendero que va bordeando el monte con unas preciosas vistas a nuestra derecha.
Hemos salido varios corredores a la vez, Eduardo de nuevo se escapa (el de las rampas)  y yo voy delante de una pareja con la que me pongo a charlar. Son un matrimonio de Los Palacios (Sevilla) que hacen las carreras juntos (qué bonito) y al igual que yo tienen pensado volverse a casa al terminar la carrera con la ventaja de que ellos se pueden turnar al volante. Nuestro ritmo no es malo ya que alcanzamos a un par de corredores, los últimos a los que adelanté (en las estadísticas que vi al finalizar la carrera, comprobé que en los últimos 75 kilómetros adelanté a 69 corredores) y casi sin darme cuenta, entretenido con esta pareja, llego al final de la subida. 
Unos metros recuperándome y a correr, con cuidado porque hay bastantes piedras por el sendero. Aprieto un poquito y me despego de mis compañeros de subida. Me anima el saber que la meta está ya muy cerca y hago esta parte, muy bonita también a buen ritmo.
A lo lejos se empieza a ver la Iruela, sigo bordeando la montaña hasta que aparece al fondo su castillo. Bajo ahora por un prado y enseguida un sendero que me lleva a sus pies. Entro dentro y toca subir unos escalones, bueno, he dicho unos pero eran muchos, que me dejan las piernas finas. 


Llegando a la Iruela.

Su castillo al fondo.

Una vez arriba un par de chicas de la organización me sacan unas fotos subiendo y pasando por un pequeño anfiteatro.
Sonrío pero los escalones me dejaron fino.

Que pose..., si yo iba pá modelo.

Salgo por la entrada principal y bajo una calle hasta llegar al último y animado avituallamiento a tan solo 4 kms de meta.
Me ofrecen de todo, pero no quiero nada, incluso les dejo una de mis botellas con agua para aligerar peso. Cuando me voy  escucho a una voluntaria decir “melón” y no me puedo resistir a mi fruta favorita, doy media vuelta, cojo un puñado de trozos y marcho a hacer los últimos kilómetros.
Toca ahora subir hasta una ermita, primero por un paseo y posteriormente por una carretera que va haciendo curvas y con una pendiente brutal. La subida se las trae, voy casi mareado de tanta curva y digo yo, ¿no podían haber puesto la ermita más cerca del pueblo?, las procesiones aquí deben de ser muy entretenidas… Sigo subiendo y esto no acaba nunca, al fondo se ve algo, llego a su altura y es un campo de futbol, dejo la carretera y ahora voy subiendo por una especie de mirador hasta que ya diviso la ermita justo cuando comienza un poco a chispear temiéndome lo peor (en esta zona el tiempo es imprevisible) pero no, al poquito escampa.
A mis pies ya se ve el precioso pueblo de Cazorla (2kms).
Comienzo la bajada a Cazorla. (foto de Dani Spain)

La primera parte de la bajada es por una especie de camino con piedras y largos escalones. Voy fenomenal, sin ningún tipo de molestia, piernas perfectas y sintiéndome fuerte. Transito por una carretera, atravieso una especie de parque y llego a la afueras del pueblo hasta que por fin entro en sus calles. Veo flechas pintadas en el suelo e imagino que son de la carrera, las voy siguiendo y escuchando la voz del speaker cada vez con más claridad. Todo el mundo con el que me cruzo me anima al pasar. Atravieso una plaza bastante animada, subo las escaleras de las Ruinas de Santa María y paso la meta entre los aplausos del público allí presente.



Satisfecho y sorprendido de como transcurrió la carrera.
Estoy un poco sorprendido de como se ha desarrollado la carrera, haciendo los mejores últimos 50 kms que recuerdo y la verdad es que tampoco he entrenado tanto como debería. He llegado antes de lo previsto y mientras me tomo un par de cervezas y un bocadillo de lomo le mando un mensaje a Pedro para decirle que al final me vuelvo a casa y eso hago.
Durante la vuelta, a mitad de camino tuve que parar un buen rato a descansar ya que me quedaba dormido al volante, llevaba sin dormir más de 48 horas y el cansancio me pasó factura.
Aún así, llegué al cumpleaños, me perdí a la striper pero no las migas.




Yo hubiera preferido llegar antes por lo de..., pero bueno, estaban ricas.




2 comentarios:

  1. Enhorabuena!!! Fue una maravilla compartir esos kms contigo, me infundiste energía de la buena.
    Buena carrera y gran relato.

    Nos vemos en las montañas!!!

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    1. Gracias Eduardo, a mi también me vino bien ese rato contigo. Intenté pillarte al final pero veo que el sóleo te dejó apretar.
      Enhorabuena y nos veremos.

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