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domingo, 1 de noviembre de 2020

TRAVESIA CARAVACA DE LA CRUZ - MURCIA ( ULTRA COW FACE)

 

 

Basílica de Caravaca de la Cruz- Catedral de Murcia ( 93kms )

 No era nada solidario ni ningún reto de estos que se han puesto ahora de moda al haber suspendido prácticamente todas las carreras este año. Me gusta correr y cada cierto tiempo echo de menos vivir las sensaciones que me dan el correr durante muchos kilómetros y varias horas. Por esto lo he hecho.

En febrero hice la Transilicitana y tras decidir no ir a última hora a la PT281, donde iba a ser mi segunda participación, empecé a buscar alguna alternativa que no estuviese muy lejos de casa. Tuve la oportunidad de poder acompañar a Jesús Molina y Manuel Najas en la Gran Ruta de los Primeros Pobladores, un recorrido de 145 kms muy interesantes en Huescar (Granada), pero entre el calor que aún hacía en septiembre y que estos dos son unos mákinas y seguro que les retrasaba, preferí seguir buscando otra cosa.

Y se me ocurrió. Iría de Caravaca de la Cruz a Murcia, un recorrido que conozco bastante bien debido a que he participado en dos ocasiones en los 90k Camino de Caravaca. La única diferencia es que yo lo haría en sentido contrario, finalizando en la bonita Catedral de Murcia.

Lo iba a hacer en solitario pero mi ex discípulo Diego, un buen amigo con el que ya he compartido un par de ultras, me comentó de acompañarme y me pareció bien (a un siciliano no se le puede decir no, a nada). Más adelante, otro buen amigo de Ciudad Real, Miguel, perteneciente a mi club de adopción Corriendo por el Campo, con el que compartí muuuchos kilómetros el año pasado en la PT281, me dijo que también se apuntaba a la aventura, con lo que podría hacer mi segundo trío este año. Iría muy bien acompañado, esto sería el lado bueno. El malo?, que tenía claro que no iba a ir tan tranquilo como tenía planeado.

Miguel llegó por la tarde a Murcia y me lo llevé a conocer esta bonita ciudad y a tomar algo a un sitio típico, quedando encantado con lo que vio, incluyendo a las murcianas ( esto no lo lee Mónica, no Miguel?). Diego llegó más tarde a mi casa, les presenté a los dos y nos fuimos a dormir.

5.30 a.m., me levanto a desayunar y voy a buscar a Miguel que había dormido en su fergoneta en la puerta de casa (no quiso dormir dentro y eso que le hacía buen precio). Desayunó y nos fuimos a buscar a Diego a su hotel. El trayecto en coche a Caravaca fue entretenido. Diego nos comentó que no había dormido bien debido a una caída de la cama y a los ruidos extraños procedentes de las otras habitaciones (es lo que tienen los picaderos), por mi parte tampoco dormí mucho a causa de los nuevos vecinos estudiantes que no pararon de hablar durante toda la noche, si por lo menos hubieran estado de fiesta me habría parecido hasta bien... El  único que durmió mejor, Miguel en su furgo.

Ya en Caravaca buscamos un buen sitio para aparcar y vamos caminando con algo de frío por las bonitas y estrechas calles del casco antiguo en dirección a la Basílica. Saludamos a un señor que deambulaba a esas horas por ahí, nos hacemos unas fotos antes de salir y sin demorarnos mucho ya que hacía bastante fresquito, comenzamos la aventura.

En principio íbamos a hacer alguno que otro más.

Miguel y yo. Al resto no les conocemos (caballos del vino).

Dentro del recinto desde el que tomaremos la salida.

Entrando al recinto.

Momentos antes de partir. Caravaca de la Cruz, detrás.

 El plan es seguir las marcas del camino de Santiago y la vía verde del Noroeste hasta el kilómetro 70 donde seguiremos por la mota del río Segura. Yo llevo un GPS con el track de la carrera para los primeros 50 kms, el resto lo conozco bastante bien ya que entreno habitualmente por ahí y no me hará falta.

Desde el principio va la cosa como esperaba, o mejor dicho como no esperaba… Los parciales van saliendo bastante por debajo de 6’ km., cuando yo pensaba ir a 6.30 – 7 y encima esta primera parte es casi todo cuesta arriba. Pero que prisa llevan ?!!..

Llegamos a Cehegín (7.5kms) casi sin darnos cuenta a la vez que una simpática familia que van de paseo en bici y entramos en la parte más bonita del trayecto con bastantes árboles flanqueándonos y cruzando algún que otro túnel. Estos dos siguen con el mismo ritmo, fácil de seguir ahora al principio. 

En la parte más bonita.

Manteniendo las distancias.

Saliendo de Caravaca por la Alameda.

 Les comento que nos quedan 80 kms pero no me hacen ni p, caso. A Diego, que es el más novato de los tres le cuesta controlar el ritmo, se siente fuerte y va liderando el grupo. Veremos que pasa más adelante.

Llegamos a Bullas (23kms) en poco más de 2 horas y me despisto un poco entrando por donde no era y teniendo que callejear para volver de nuevo a la vía verde. 

Callejeando por Bullas.

Luciendo la camiseta del Club CxC (gracias Quique) junto a Miguel

 De momento no hemos parado en ningún sitio a repostar, lo haremos en el siguiente pueblo que está a pocos kilómetros. Aunque es temprano, el sol empieza a pegar y nos va sobrando ropa, fuera corta vientos y manguitos. Vamos entretenidos, mis amigos han conectado bien entre ellos pareciendo que se conocen de toda la vida (algo que ya imaginaba) y Miguel va aprovechando los conocimientos de Diego sobre agronomía para ir preguntándole cosas de las zonas de cultivo por las que pasamos.

Aunque lo parezca, no íbamos peleaos.

Cruzamos un nuevo túnel y llegamos a la Ermita del Niño de Mula (37kms) donde parece ser que hay una celebración con gente muy arreglada afuera. Seguimos, atravesamos una carretera y entramos a un bar a repostar, tomar algo y una visita urgente y necesaria al toilette.

Ermita del Niño de Mula. De celebración nosotros también.

 De nuevo en marcha siguiendo las marcas del camino y el GPS. Yo llevo bastantes molestias casi desde el principio en los dos Aquiles, un dolor soportable pero que fastidia y no me deja correr a gusto ni andar.

Vamos corriendo y estos dos empiezan a hacerme bullying alejándose poco a poco de mí. Yo tengo algo de experiencia en esto del correr y tengo claro lo que no hay que hacer, seguir su ritmo. Aún queda mucho y conozco muy bien mi cuerpo (son muchos años con el), sigo a lo mío controlándolos en la distancia, además, sé que son buenos chicos y me esperarán (soy el que conoce el camino y llevo el GPS). Cuando se ponen a caminar los alcanzo y cuando volvemos a correr, al ratito vuelve a pasar lo mismo y se alejan de mí unos metros.

Una de estas veces que vamos juntos, pasa a nuestro lado un todo terreno, con un señor muy simpático que se ofrece a llevarnos en el coche (le dijimos que íbamos a Murcia), declinamos amablemente su invitación y seguimos camino. Cruzamos la autovía por debajo de un puente y por carretera entramos en la ciudad de Mula (45kms) otra vez algo desviados del track. Paramos en un bar a reponer agua y nos vamos caminando tranquilamente hasta llegar de nuevo a la vía verde.

En Mula. Nos queda más o menos la mitad.

 Llego a Albudeite (51kms) en un poquito menos de 6 horas entrando por un barrio un poco chungo (ellos iban un poquito por delante), el GPS me lleva por una carretera que sale a la izquierda sin meterme dentro del pueblo.  A estos dos no los veo y no estoy seguro si han cogido el camino correcto. Mientras estoy pensando esto, me llama al móvil Miguel y efectivamente se han metido en el pueblo, les indico donde estoy y en nada nos encontramos y seguimos otra vez todos juntos.

Llegando a una casa con ganado nos adelanta otra vez el todo terreno. El señor de antes vive aquí y nos dice que si queremos agua o algo podemos pasar, la verdad es que da gusto que haya gente así, le decimos agradecidamente que no y continuamos. Estamos muy cerquita de Campos del Río (58kms). Subimos pegados a una carretera y entramos en el pueblo, sentándonos en el primer bar que encontramos abierto. 

Reponiendo fuerzas.

Como mira el perrito a Miguel.

Tomando el aperitivo.

  Comemos, bebemos, descansamos un rato y de nuevo salimos caminando por la calles de Campos. Yo me despisto siguiendo por la carretera en dirección a Los Rodeos donde un amigo mío tiene una casa, cuando deberíamos haber salido por la parte de arriba del pueblo y coger la vía verde por ahí. Conozco bien esta zona y atajando por una pequeña carretera a la izquierda llegamos a una zona con dos casas y una verja abierta en medio que las une. No sabemos si se puede pasar, le preguntamos al dueño de una de las casas, que creemos que se dedica a algo ilegal, por las cosas que vemos en su enorme jardín y nos confirma que tenemos que atravesar por ahí. Se lo agradecemos, cruzamos y llegamos de nuevo a la vía verde. Estamos en la zona de los badlands, que tiene su encanto con algún bonito puente. 


Cruzando un puentecillo.

El Siciliano.
 
El Madrileño.

Tocan unos kilómetros cuesta arriba y aquí el calor es más intenso aunque yo voy muy a gusto con una brisilla fresca que nos acompaña. Después de cruzar por la estación abandonada de Los Rodeos, mis casi ya no amigos vuelven a alejarse unos metros (no les vuelvo a invitar), yo sigo con mi ritmo cómodo y en cuanto el camino vuelve a ser falso llano hacia abajo los vuelvo a alcanzar. Llegamos juntos a Alguazas (70kms), entrando de nuevo por un barrio “peculiar”. Necesitamos reponer líquidos pero no encontramos ningún sitio a excepción de un bar en el que no nos atrevemos a entrar por la gente que hay dentro. Al final, unos chavales nos indican donde hay un chino y es donde compramos la bebida y chocolate (esto Diego que tenía antojo). Salimos sanos y salvos de esa zona y de nuevo corriendo cruzamos por un paso elevado la vía del tren hasta que el GPS nos sitúa de nuevo en la vía verde.

Pasando las vías del tren.

  Atravesamos un bonito puente de hierro y llegamos a la mota del río Segura. La parte que nos queda la conozco bastante bien. Llevamos 70kms y les comento a mis compañeros que desde aquí hasta La Ñora hay 20 kms y desde allí a Murcia 8, por lo que nos iremos a los 98 kms +-. 

En la mota del río tras cruzar el puente de hierro.


 Comenzamos a correr pegados al río y al poco tiempo mis compañeros se vuelven a alejar. Yo no puedo ir más rápido, sé que ya no queda mucho, pero llevo mucho dolor de aquiles y me desgasté bastante los primeros 30 kms a un ritmo que no era el mío por lo que voy bastante cansado. Cuando el río roza Molina de Segura alcanzo a los del bullying, hay que dejar la mota y entrar un poco en la ciudad otra vez por un barrio algo “singular” donde Miguel me dice que si soy asistente social por las  originales zonas por donde les hago pasar.

En Molina de Segura.

 Volvemos al río siguiendo su curso. Ya no voy haciendo caso al track que va por un camino sin tanto rodeo. Tenemos algo de retraso sobre la hora prevista de llegada y no tardará mucho en anochecer.

Aprovechando mis conocimientos de la zona, cojo un desvío a la izquierda que va recto en vez de seguir los meandros del río, sabiendo que coincidiré con mis amigos en un cruce más adelante y eso sucede. Salimos a la carretera de la Ribera de Molina para volver de nuevo a la mota unos metros más adelante, pero hay un problema, vamos un poco mal de tiempo y se nos va hacer tarde. Hemos reservado para cenar con la familia y si seguimos por el río llegaríamos con bastante retraso así que les comento a mis compañeros la opción de seguir por esa carretera hasta La Ñora y ahí volver a coger el río ahorrándonos unos 3,5 kilómetros (este río es que da muchas curvas).A  Diego, que confiesa que no va muy bien, le parece buena idea. A Miguel, que se le ve muy entero, de hecho parece que va de paseo con sus hijos, también le parece buena idea y eso hacemos, seguir trayecto por esa algo peligrosa carretera sin arcenes y bastantes cuestas.

Atravesamos la A7 por debajo de un puente y tardando algo más de lo esperado entramos por fin en zona habitada. Vamos callejeando buscando el camino más corto de nuevo al río y algún sitio abierto para que Miguel reponga agua. Quedan solo unos 10 kilómetros para llegar a nuestro destino final y de pronto, sucede algo inesperado que nos deja de anonadados.

Diego entra en crisis.

Que dice el tío que abandona, que él se queda aquí. Parece ser que va un pelín tocado y además cree que vamos algo perdidos, agobiándose un poco (precisamente en el lugar que más conozco de todo el recorrido, ya que vivo aquí). Nada, no se le puede convencer de continuar y le digo que todo recto a unos 300 metros está mi casa, que vaya allí y le llevan a su hotel, a mí me gustaría que acabásemos los tres juntos, pero en fin... Y  de pronto dice, venga que sigo, y se pone de nuevo a correr . Italianos…(menos mal que Miguel estaba avisado de como era Diego)

Pues nada, a seguir. Y bajando por la calle Mayor, llegamos a la bonita y antigua Noria de La Ñora y un poquito después al río, justo cuando mi GPS se queda sin batería (83.75 kms).

La rueda de La Ñora. Siglo XV

 El sol se ha marchado, quedan únicamente 8 kms para llegar y vamos bajando por un carril bici iluminados con el frontal del de la crisis.

Estos dos se alejan un poco de mí, la verdad es que con lo que queda podría apretar y engancharme a ellos si no fuera por los aquiles que me están matando, prefiriendo llevar un ritmo más tranquilo. Voy sin luz pero no tengo problema, habré hecho este recorrido miles de millones de veces y me lo conozco bastante bien. Me acerco de nuevo a mis compañeros. Diego pide disculpas por lo de antes y le decimos que no pasa nada, que a todos nos ha pasado una crisis así (esto es mentira pero es lo que se suele decir). El carril tiene marcado los kilómetros y se puede ver lo que va quedando, en mi caso no necesito mirar para saberlo. A unos 3kms, de nuestra llegada se puede ver al fondo la majestuosa torre de la Catedral iluminada, nuestro destino final. Las casas que bordean el río empiezan a aparecer, señal de que estamos llegando, queda una curva a la derecha y otra a la izquierda, el ruido de la autovía  a Cartagena también  se empieza a escuchar.

Comenzamos el tramo de Murcia Río con la ciudad  al fondo. Entramos en sus calles, cruzamos el Puente de los Peligros, pasamos por el lateral del Ayuntamiento y entramos en la Plaza del Cardenal Belluga con la imponente Catedral en el centro.

Objetivo conseguido. E inmortalizamos el momento con unas fotos que nos hace una amable señorita y sin perder tiempo nos vamos al hotel de Diego, que aunque está a menos de 2 kilómetros, decidimos ir en taxi (era porque llegábamos tarde, no porque estuvieramos cansados).

Objetivo cumplido.

 Como estos no quisieron compartir jacuzzi nos duchamos separados y esta vez  sí, caminando, nos vamos a cenar y a celebrar este bonito y completo día.

De cena, poniendo fin a un perfecto día.

 Gracias Diego y Miguel por vuestra compañía, me lo pasé muy bien con vosotros, antes, durante y después. Espero que repitamos esto en alguna que otra ocasión.

Abrazos.

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