PENAMACOR – CASTELO BRANCO
282,4 km | D+ 7.527 metros | D- 7.603 metros| 66 hs
Esta es una de esas
carreras que marcan la diferencia. Una carrera que va a exigirte todo y más, en
la que no solo tendrás que luchar contra una gran distancia y desnivel, sin balizar y usando un GPS, tendrás que
hacerlo también contra un calor extremo de día y frío de noche. Pelearte con el
sueño y gestionar tu comida y agua entre los 7 únicos puntos de control que hay.
Una carrera que es capaz de llevarte a lo más bajo y unas horas después hacerte
tocar el cielo, en la que para tener éxito no solo te vale llegar bien
entrenado, si quieres terminarla va a depender mucho de tu cabeza (o todo), no sé
si tienes que tenerla muy bien o muy mal. Seguramente la diferencia entre
llegar o abandonar va a estar ahí. Porque en esta carrera, da igual en el punto
donde te encuentres, siempre te queda mucho.
Sinceramente pensaba que iba a ser menos dura, yo me la esperaba más “fácil”, muy llanita y con subidas en las que se podía avanzar sin mucho problema, pero no, los más de 7000 metros de desnivel+ que tiene, la mayoría concentrados en 85 kms y en la parte final, me hizo ver lo equivocado que estaba. Pasé por momentos duros pero menos de los que me esperaba y eso a pesar de que la dediqué escasamente un mes y medio de preparación por inscribirme muy tarde. Me perdí, pasé frío, calor, me llovió, estuve a punto de abandonar por culpa de unas ampollas, tuve alucinaciones, vi fantasmas.., pero también viví momentos únicos, recorriendo paisajes y pueblos muy bonitos, conociendo a nuevos amigos y compartiendo muchos kilómetros en buena compañía.
Viví una experiencia sin duda inolvidable.
Sinceramente pensaba que iba a ser menos dura, yo me la esperaba más “fácil”, muy llanita y con subidas en las que se podía avanzar sin mucho problema, pero no, los más de 7000 metros de desnivel+ que tiene, la mayoría concentrados en 85 kms y en la parte final, me hizo ver lo equivocado que estaba. Pasé por momentos duros pero menos de los que me esperaba y eso a pesar de que la dediqué escasamente un mes y medio de preparación por inscribirme muy tarde. Me perdí, pasé frío, calor, me llovió, estuve a punto de abandonar por culpa de unas ampollas, tuve alucinaciones, vi fantasmas.., pero también viví momentos únicos, recorriendo paisajes y pueblos muy bonitos, conociendo a nuevos amigos y compartiendo muchos kilómetros en buena compañía.
Viví una experiencia sin duda inolvidable.
Tenía algunas dudas antes de inscribirme y como tengo la suerte de tener muy buenos amigos en este mundillo y alguno ya había participado en esta prueba, contacté con ellos para preguntarles algunas dudas. Hablé con Manu, y cuando me decidí a participar definitivamente, hable con Quique, que me puso en contacto con Miguel Ángel, otro miembro (con perdón) igual que ellos del club Corriendo por el Campo, mi club de adopción. Miguel, sin conocerme, solo de referencias, desde el principio fue muy amable conmigo. Los días previos hablamos por teléfono varias veces. Me solventó todas mis dudas y me dió valiosa información sobre la carrera. En esta ocasión él viajaba solo por lo que podríamos compartir alojamiento tanto el día antes como al finalizar la carrera y encima conocía a la organización y hablaba portugués. Mejor acompañado no podía estar y os aseguro que esto me facilito mucho las cosas.
Salgo hacia Portugal el miércoles a las 15h llegando a Castelo Branco a las 22h. Check-in en el hotel y me acuesto, Miguel llegaría más tarde.
Por la mañana me giro en la cama y en la de al lado está Miguel, así nos conocimos. Salimos a desayunar, acercamos los coches al parking de otro hotel que está situado al lado de la meta y junto a un amigo de otras ediciones de Miguel (esta era la cuarta participación de ambos, siendo finishers en las tres anteriores), Rui Pinto, nos fuimos de compras, a comer y volvimos a donde habíamos dejado los coches para que nos recogiera el autobús de la organización y nos llevara junto a otros corredores a Penamacor, desde donde se daría la salida a las 18h.
Una vez allí acudimos
a la charla técnica en el ayuntamiento, donde no me enteré absolutamente de
nada (yo no falo portugués), dejamos la bolsas para los 7 puntos de control con
material que podríamos necesitar y nos fuimos a un parquecito donde habían
preparado una merienda y nos entregaban el dispositivo de seguimiento.
Durante la espera me hice los últimos retoques, salude a Paco Adán, un tío muy majo con el que había chateado consultándole algunas cosas de la carrera, siendo muy amable conmigo y a la hora prevista nos llevan a todos a unas escaleras donde nos dan un pequeño discurso, nos hacen una fotos y dan la salida neutralizada empezando todo el mundo a correr cuesta abajo por una estrecha calle empedrada.
Merendando antes de salir. |
Contento y relajado. |
Preparando nuestros pies para la aventura. |
Con Paco Adán, un grande del ultrafondo y muy buen tío. |
Durante la espera me hice los últimos retoques, salude a Paco Adán, un tío muy majo con el que había chateado consultándole algunas cosas de la carrera, siendo muy amable conmigo y a la hora prevista nos llevan a todos a unas escaleras donde nos dan un pequeño discurso, nos hacen una fotos y dan la salida neutralizada empezando todo el mundo a correr cuesta abajo por una estrecha calle empedrada.
Todos los participantes. |
A punto de salir. |
Los primeros metros. |
BA1 – PENAMACOR – PENHA GARCIA
40,7 km | D+ 836 m | D- 935 m| Barreira Horária – 01:00 hs 26/07/19
Tiempo empleado 5h 28' - 1h 32' de margen.
Tenemos 7 horas para hacer esta etapa, o sea que no hay que relajarse mucho. Vamos por camino de tierra de fácil correr, Miguel se ha adelantado y yo voy con un grupo de corredores que llevamos el mismo ritmo. No tengo ninguna estrategia, solo avanzar sin pensar en lo que queda ni mirar el reloj.
Me pongo a la altura de otro corredor y comienzo a practicar el francés con él (no ese francés, mal pensados). Él se llama Jerôme, es de Estrasburgo y es su 2ª participación en esta prueba.
Tenemos 7 horas para hacer esta etapa, o sea que no hay que relajarse mucho. Vamos por camino de tierra de fácil correr, Miguel se ha adelantado y yo voy con un grupo de corredores que llevamos el mismo ritmo. No tengo ninguna estrategia, solo avanzar sin pensar en lo que queda ni mirar el reloj.
Me pongo a la altura de otro corredor y comienzo a practicar el francés con él (no ese francés, mal pensados). Él se llama Jerôme, es de Estrasburgo y es su 2ª participación en esta prueba.
Con Jerôme practicando francés. |
Vamos tranquilamente charlando y cuando miro el GPS veo que nos hemos pasado un desvío, nos damos media vuelta y otro grupo de corredores que nos venía siguiendo hacen lo mismo. Menos mal que solo fueron 50 metros. Cogemos el desvío correcto y seguimos con un ritmo tranquilo por camino y más adelante por carretera. Empieza a oscurecer justo cuando nos estamos acercando a un pueblo, Monsanto, que se divisa en un alto.
Muy cómodo en los primeros kilómetros. |
Ahora voy solo y cerca de ese pueblo veo que en dirección contraria viene un japonés. Le comento que creo que va mal que el pueblo está en la otra dirección y nos ponemos los dos a mirar el GPS estando un poco confuso el track. Aparece Ruí que se sabe la carrera de memoria y nos señala el camino correcto. Hay que alejarse del pueblo y luego volver hacia atrás por otro camino hasta llegar a un cruce de carreteras. En este cruce Paco me alcanza justo cuando empezamos a subir al pueblo. Dejamos la carretera y subimos ahora por un camino empedrado, ya dentro de Monsanto paramos en una fuente, nos refrescamos y seguimos, debemos de estar en la mitad de la etapa. Salimos de este bonito pueblo y vamos por camino alternando el correr con caminar. Un buen rato después llegamos a Penha García, entrando por un lateral y teniendo que subir de nuevo hasta un castillo y bajar por el otro lado hasta llegar al primer punto de Control que está en un centro parroquial.
Relleno agua y me siento tranquilamente a tomarme un sobre de Tailwind. Me como unos trozos de melón, me pongo únicamente unos manguitos para pasar la noche ya que no parece que vaya a hacer frío y salgo para hacer la siguiente etapa.
En la primera base de vida. Que bien se me ve... BA2 – PENHA GARCIA-IDANHA A NOVA 35,63 km | D+ 598 m | D- 658 m|Barreira Horária – 09:00 hs 26/07/19 |
Tiempo empleado 6h 13' - 2h 19' de margen.
Salgo a la vez que Paco que va acompañado por una pareja de Ciudad Real, María y Miguel Ángel. Otro corredor se nos acerca y pide permiso para acompañarnos, es Pedro de Portugal. Vamos un rato todos juntos, en los tramos que caminamos me dejan atrás y cuando corremos los vuelvo a alcanzar (yo soy pésimo caminando) y al final decido llevar mi propio ritmo, es estas carreras es lo mejor que puedes hacer y decido aflojar alejándome de ellos, Pedro se queda conmigo. Voy muy cómodo, dejando pasar las horas sin pensar en lo que me queda.
No recuerdo mucho de esta primera noche, solo que recién amanecido llegamos a un club de tenis donde está situado el 2º punto de control.
Al entrar están Miguel y Rui durmiendo en un sofá, pensé que iban más lejos y me da alegría verlos. Voy a por la mochila que había dejado aquí y me preparo leche de arroz con cacao y varias rebanadas de pan con aceite, he llegado con bastante hambre y eso es buena señal. Descanso un buen rato, me preparo para salir y veo que algún amante de lo ajeno o filho da puta me ha robado el frontal que había dejado en el suelo, por suerte no era el bueno (era obligatorio llevar dos). Salgo a la vez que mis amigos, Pedro también nos acompaña y afuera nos encontramos con el japonés que está un poco perdido, nos orientamos todos y vamos en busca del km.120.
Salgo a la vez que Paco que va acompañado por una pareja de Ciudad Real, María y Miguel Ángel. Otro corredor se nos acerca y pide permiso para acompañarnos, es Pedro de Portugal. Vamos un rato todos juntos, en los tramos que caminamos me dejan atrás y cuando corremos los vuelvo a alcanzar (yo soy pésimo caminando) y al final decido llevar mi propio ritmo, es estas carreras es lo mejor que puedes hacer y decido aflojar alejándome de ellos, Pedro se queda conmigo. Voy muy cómodo, dejando pasar las horas sin pensar en lo que me queda.
No recuerdo mucho de esta primera noche, solo que recién amanecido llegamos a un club de tenis donde está situado el 2º punto de control.
Al entrar están Miguel y Rui durmiendo en un sofá, pensé que iban más lejos y me da alegría verlos. Voy a por la mochila que había dejado aquí y me preparo leche de arroz con cacao y varias rebanadas de pan con aceite, he llegado con bastante hambre y eso es buena señal. Descanso un buen rato, me preparo para salir y veo que algún amante de lo ajeno o filho da puta me ha robado el frontal que había dejado en el suelo, por suerte no era el bueno (era obligatorio llevar dos). Salgo a la vez que mis amigos, Pedro también nos acompaña y afuera nos encontramos con el japonés que está un poco perdido, nos orientamos todos y vamos en busca del km.120.
BA3 – IDANHA A NOVA – LENTISCAIS
43,4 km | D+ 571 m | D- 737 m| Barreira Horária – 19:00 hs 26/07/19
Tiempo empleado 10h 2' - 2h 17' de margen.Ir acompañado por dos corredores que ya han sido finisher en 3 ocasiones es un lujo y se va muy entretenido escuchándoles anécdotas. El sol empieza a pegar pero hay una brisa continua que hace que la temperatura no sea muy alta. Llegamos a una zona con grandes plantaciones, alternando caminos de tierra con carreteras. De vez en cuando pasa algún coche de la organización preguntando como vamos y ofreciéndonos agua.
A Matías (el fotógrafo) le dió por hacernos un mini reportaje. |
Vamos por un largo camino, corriendo si el terreno es llano o cuesta abajo, Pedro me sigue (no le queda otra). Miro el GPS y veo que nos hemos equivocado, vamos en la dirección correcta pero el track va unos trescientos metros a la izquierda y no podemos cruzar porque hay una valla y el terreno además es algo complicado, así que no nos queda otra que dar la vuelta y volver hacia atrás a buscar el desvío, según el GPS hicimos casi 4 kilómetros de más. Llegamos a un cruce y vemos un pequeño camino que sale a la izquierda, es por ahí. Una furgoneta de la organización llega y nos da de nuevo agua, nos comentan también que otro corredor brasileño se había saltado el mismo desvío y había hecho 8 kilómetros de más.
El dolor de ampollas va en aumento y por primera vez pienso en lo que me queda y que yo con ese dolor no quiero hacer los 200 kilómetros que faltan. Me voy mentalizando de que lo más probable es que abandone al llegar al siguiente control, voy bastante bien de todo pero no pienso sufrir más de lo necesario.
Llegamos a una
carretera, la seguimos y entramos en otro pueblo. Nos metemos por una calle y
nos encontramos con el que nos había dado agua antes indicándonos donde tenemos
un bar para tomar café, hombre café no, pero algún refresco si, y al entrar
vemos a Miguel que está comprando agua y helados. Nos vamos a una fuente donde
está Rui con los organizadores y nos
sentamos tranquilamente a tomarnos el helado.
Bien descansados salimos de nuevo los cuatro y al poco tiempo Rui y Miguel se van adelantando hasta perderlos de vista. Yo sigo meditando que haré al llegar a Lentiscai y aunque la verdad es que no voy mal y no estoy cansado, las ampollas me están matando y lo más sensato sería dejarlo ahí. Me auto convenzo de que 120 kms., es una buena carrera.
Hemos llegado a Lentiscai. Subimos por una carretera y sin mucha dificultad encontramos el Centro de Día donde está situado el 3º punto de control. En la entrada, sentado afuera está Jerôme, me comenta que va a abandonar y le respondo que yo también. Entro y veo a Paulo Alexandre, el organizador, le pregunto que si me quedo aquí me pueden acercar a mi coche que está en Castelo Branco y me dice que sí, me lo voy a pensar, le contesto. Antes de tomar la decisión voy a descansar y comer ya que tengo más hambre que el que se perdió en la Isla. Mientras doy buena cuenta de un plato de espaguetis y ensalada de patata, guisantes y zanahorias, pido turno al doctor que está aquí, lo mismo puede hacer algo. Ahora estoy con unos bocadillos de queso esperando. Me fijo que están también Miguel y Rui comiendo y descansando, le comento a Miguel de mi problema y me dice que intente seguir y que me tome un enantyum para el dolor, yo nunca me tomo nada pero puede ser una buena opción y le hago caso. Me toca el turno con el médico, me tumbo en la camilla y empieza a tratarme las ampollas con mucho cuidado (se ve que entiende de esto).
Ya me lo he pensado y decido intentar continuar a ver si llego al siguiente punto de control y batir mí record de distancia en una carrera (150kms) y llegar a las 100 millas. Si el fuerte dolor continúa me doy la vuelta o llamo a la organización para que me vayan a recoger. Antes de salir le comento a Pedro que es muy posible que abandone y que intente buscarse un GPS. Rui y Miguel salen y nosotros también lo hacemos unos minutos después.
Bien descansados salimos de nuevo los cuatro y al poco tiempo Rui y Miguel se van adelantando hasta perderlos de vista. Yo sigo meditando que haré al llegar a Lentiscai y aunque la verdad es que no voy mal y no estoy cansado, las ampollas me están matando y lo más sensato sería dejarlo ahí. Me auto convenzo de que 120 kms., es una buena carrera.
Hemos llegado a Lentiscai. Subimos por una carretera y sin mucha dificultad encontramos el Centro de Día donde está situado el 3º punto de control. En la entrada, sentado afuera está Jerôme, me comenta que va a abandonar y le respondo que yo también. Entro y veo a Paulo Alexandre, el organizador, le pregunto que si me quedo aquí me pueden acercar a mi coche que está en Castelo Branco y me dice que sí, me lo voy a pensar, le contesto. Antes de tomar la decisión voy a descansar y comer ya que tengo más hambre que el que se perdió en la Isla. Mientras doy buena cuenta de un plato de espaguetis y ensalada de patata, guisantes y zanahorias, pido turno al doctor que está aquí, lo mismo puede hacer algo. Ahora estoy con unos bocadillos de queso esperando. Me fijo que están también Miguel y Rui comiendo y descansando, le comento a Miguel de mi problema y me dice que intente seguir y que me tome un enantyum para el dolor, yo nunca me tomo nada pero puede ser una buena opción y le hago caso. Me toca el turno con el médico, me tumbo en la camilla y empieza a tratarme las ampollas con mucho cuidado (se ve que entiende de esto).
Ya me lo he pensado y decido intentar continuar a ver si llego al siguiente punto de control y batir mí record de distancia en una carrera (150kms) y llegar a las 100 millas. Si el fuerte dolor continúa me doy la vuelta o llamo a la organización para que me vayan a recoger. Antes de salir le comento a Pedro que es muy posible que abandone y que intente buscarse un GPS. Rui y Miguel salen y nosotros también lo hacemos unos minutos después.
BA4 - LENTISCAIS – VILA VELHA DE RÓDÃO
30,8 km | D+ 513 m | D- 649 m| Barreira Horária – 02:00 hs 27/07/19
Tiempo empleado 7h 17' - 2h de margen.
Salgo andando por carretera y el dolor es mucho más fuerte que antes de que me las curasen, así no aguanto ni un kilómetro. Me pongo a correr y poco a poco el fuerte dolor va desapareciendo hasta quedarse en uno muy soportable y encima el descanso me ha venido fenomenal porque me siento mucho más fuerte que al principio. Sigo corriendo por la carretera y veo más adelante caminando a Miguel y Rui. Cuando llego a su altura no sé si seguir corriendo pero decido quedarme con ellos. Siempre es mejor ir bien acompañado y además, ahora su ritmo andando lo aguanto sin problemas con mis fuerzas renovadas.
En pocos kilómetros llegamos a un pequeño pueblo que mis amigos conocen bien, nos salimos de la ruta y entramos a tomar algo a un bar. Aquí Pedro nos dice que se queda, no va bien de la rodilla y prefiere no seguir. Llama a la organización para que le vengan a buscar y nos vamos despidiéndonos de él.
Varios kilómetros después en otro pueblo hacemos lo mismo, paramos a tomarnos algo en otro bar y nos sentamos un ratito con el dueño y otros clientes a charlar sobre fútbol.
Tomando algo y charlando con los lugareños. |
Por el Valle de la Muerte. |
Ahora vamos por una zona que algunos corredores el año pasado llamaron el valle de la muerte, por las altas temperaturas que hubo, este año tenemos más suerte y no hace tanto calor. Nuestro ritmo no es malo caminando pero a mí me apetece correr y se lo comento a mis compañeros, Rui me dice que mejor espere a llegar al siguiente avituallamiento ya que ahora viene un tramo con bastantes piedras y no voy a correr con facilidad, le hago caso. Salimos a una carretera yendo por el arcén, Rui no va bien y comenta que va a atajar por otra carretera para llegar antes y saltarse el tramo complicado que queda ya que se quiere retirar. Miguel intenta convencerle de que siga ofreciéndose a ir más lento y no dejarle solo, yo decido, aprovechando que ahora el terreno es favorable adelantar tiempo corriendo. Ha oscurecido de nuevo, voy a empezar mi segunda noche y de momento el sueño no hace acto de presencia. El terreno empeora y me pongo a caminar, al fondo, a lo lejos, ya se divisan algunas luces. Es todo bajada hasta que llego a la altura de una especie de fábrica, cruzo un puente a mi izquierda y subo por una carretera que va bordeando el pueblo. Voy caminando a buen ritmo, delante veo a un corredor del que me han hablado, ha participado en todas las ediciones anteriores y ha abandonado, en esta ocasión creo que también lo hará. Al llegar a su altura le saludo y poco a poco me voy distanciando de él. Comienzo a bajar, dejo la carretera y atravieso un parque, cruzo un puente de madera y llego a un restaurante donde está el punto de control.
He llegado con mucha hambre, algo raro en mí. Me ofrecen un plato de crema de zanahoria y cuando me lo estoy comiendo aparecen Miguel y Rui que se sientan conmigo. Sigo con hambre, veo que tienen espaguetis y patatas asadas con aceite y pido un plato con las dos cosas (en esta carrera acabo engordando). Los organizadores están ahí con nosotros charlando mientras comemos y cuando terminamos de hacerlo nos sentamos en unos sillones a dormir 15’. La verdad es que no sé si fueron 15 o 5, fue cerrar los ojos y al instante ya me estaban despertando. Nos preparamos para salir pero Rui dice que se queda, Miguel le insiste pero no lo convence, así que cojo los bastones que sé que me harán falta, una camiseta térmica de manga larga ya que viene zona montañosa y hará más frío de noche y salimos los dos solos.
BA5 – VILA VELHA DE RÓDÃO – MONTES DA SENHORA
28,3 km | D+ 1.207 m | D- 766 m|Barreira Horária – 09:00 hs 27/07/19
Tiempo empleado 8h 1' - 59' de margen.
Los primeros minutos después de estar parado un tiempo son un suplicio, voy cojeando hasta que el dolor de las ampollas disminuye y puedo caminar con normalidad.
Vamos por una carretera, llegamos a un cruce y comenzamos a subir por una calle estrecha empedrada tipo calzada romana con bastante desnivel. Una vez arriba salimos del pueblo y seguimos camino de nuevo por una carretera en subida. Mi compañero va con mucho sueño y me pide que le vaya contando cosas para entretenerle y que no se duerma, cosa que hice hasta que me quedé sin historias.
Llegamos a un pueblo y Miguel reconoce un bar con terraza donde paró a dormir el año pasado. Nos acercamos a curiosear y buscamos un sitio resguardado del viento que hace para echarnos un rato. Mientras estamos ahí parados vemos la luz de un corredor que se acerca, es Rui que se ha recuperado y nos ha alcanzado. En la parte de abajo del bar hay otra terraza con mesas y sillas con cojines, ponemos algunos en el suelo y nos tumbamos a dormir otros 15’ (que también pudieron ser 5).
En marcha otra vez por carretera ahora en bajada hasta que llegamos a una especie de bosque donde empezamos a subir por un camino. Es una subida larga y la zona de día tiene pinta de ser bonita. En un punto dejamos de subir y comenzamos la bajada por otro camino hasta llegar a una zona con algunas casas aisladas y enseguida vuelta de nuevo a subir al bosque de antes pero por otro lado. En esta parte coincidimos de nuevo con el corredor japonés. La subida no es complicada pero es bastante larga. Llevo unos kilómetros notando molestias en los talones, creo que me están saliendo ampollas y casi llegando arriba me siento un momento en una piedra para ponerme algo y que no vayan a más.
Los primeros minutos después de estar parado un tiempo son un suplicio, voy cojeando hasta que el dolor de las ampollas disminuye y puedo caminar con normalidad.
Vamos por una carretera, llegamos a un cruce y comenzamos a subir por una calle estrecha empedrada tipo calzada romana con bastante desnivel. Una vez arriba salimos del pueblo y seguimos camino de nuevo por una carretera en subida. Mi compañero va con mucho sueño y me pide que le vaya contando cosas para entretenerle y que no se duerma, cosa que hice hasta que me quedé sin historias.
Llegamos a un pueblo y Miguel reconoce un bar con terraza donde paró a dormir el año pasado. Nos acercamos a curiosear y buscamos un sitio resguardado del viento que hace para echarnos un rato. Mientras estamos ahí parados vemos la luz de un corredor que se acerca, es Rui que se ha recuperado y nos ha alcanzado. En la parte de abajo del bar hay otra terraza con mesas y sillas con cojines, ponemos algunos en el suelo y nos tumbamos a dormir otros 15’ (que también pudieron ser 5).
En marcha otra vez por carretera ahora en bajada hasta que llegamos a una especie de bosque donde empezamos a subir por un camino. Es una subida larga y la zona de día tiene pinta de ser bonita. En un punto dejamos de subir y comenzamos la bajada por otro camino hasta llegar a una zona con algunas casas aisladas y enseguida vuelta de nuevo a subir al bosque de antes pero por otro lado. En esta parte coincidimos de nuevo con el corredor japonés. La subida no es complicada pero es bastante larga. Llevo unos kilómetros notando molestias en los talones, creo que me están saliendo ampollas y casi llegando arriba me siento un momento en una piedra para ponerme algo y que no vayan a más.
Nos amanece un
poquito antes de terminar esta subida. Llegamos a un cruce, a la derecha sigue la
subida y al fondo se ve que hace bastante malo, con aire y neblina pero el GPS
nos indica a la izquierda comenzando a bajar. Rui se ha quedado atrás y ahora
vamos junto al japonés. Justo abajo se divisa el pueblo que creemos que es
nuestro destino pero al llegar a él comenzamos a bordearlo por la derecha sin
llegar a entrar hasta que llegamos a una
carretera en las afueras. Miguel está seguro de que el avituallamiento está detrás
aunque el GPS nos indica que sigamos esa carretera. El japonés continúa, yo me
espero. Si un tío que ha hecho esta carrera tres veces dice que no es por
ahí, yo le concedo el beneficio de la duda. Llama a la organización
confirmándole que hay que seguir la carretera. Nos ponemos en marcha y nos
cruzamos con un coche donde va Paulo a recoger a Rui que ha abandonado.
Esta zona es muy bonita, verde y boscosa, me recuerda un poco al norte de España. Subimos por un camino y accedemos a otra carretera también en subida que nos lleva, ahora sí, al pueblo y unos kilómetros más tarde al punto de control situado en un Centro de Día.
Esta zona es muy bonita, verde y boscosa, me recuerda un poco al norte de España. Subimos por un camino y accedemos a otra carretera también en subida que nos lleva, ahora sí, al pueblo y unos kilómetros más tarde al punto de control situado en un Centro de Día.
Me preparo de nuevo
mi leche de arroz con cacao y pan con
aceite. Hay varios corredores comiendo y alguno que otro durmiendo. Reconozco a uno del que he oído hablar, es Levi, el americano. Me
presento y charlo un ratito con él, ha hecho las 5 ediciones de esta
prueba, ganando la primera. Termino de desayunar y veo al mismo médico que
me curó las ampollas en el control anterior, me pongo en sus manos y de nuevo
con mucho cuidado me trata los talones donde de momento solo tengo rozaduras.
Acabo de prepararme y salgo junto a Miguel para hacer los 85 kilómetros más
duros de la carrera.
BA6 – MONTES DA SENHORA – OLEIROS (Praia Fluvial)
41,8 km | D+ 1.993 m | D- 1.906 m|Barreira Horária – 21:00 hs 27/07/19
BA6 – MONTES DA SENHORA – OLEIROS (Praia Fluvial)
41,8 km | D+ 1.993 m | D- 1.906 m|Barreira Horária – 21:00 hs 27/07/19
Salimos caminando de
nuevo por una carretera con ligera subida hasta que ya por camino nos
adentramos en una especie de valle. Es una zona habitada con casas muy separadas unas de otras. Miguel comenta de intentar
alcanzar al americano que ha salido un poco antes que nosotros y sube un poco
el ritmo, yo no quiero forzar demasiado ya que llegan las subidas “gordas” y me
distancio manteniéndolo en mi visual.
Todo este trayecto lo hacemos escuchando una fuerte música de fondo (horrible) que sale de alguna de las casas de la zona (se oye en todo el valle).
Miguel alcanza a Levi y yo a ellos cuando están parados en un desvío. Seguimos los tres juntos por este bonito valle donde se puede avanzar bastante bien, de momento las subidas son bastante cortas y cómodas.
Cansados pero contentos. |
Todo este trayecto lo hacemos escuchando una fuerte música de fondo (horrible) que sale de alguna de las casas de la zona (se oye en todo el valle).
Miguel alcanza a Levi y yo a ellos cuando están parados en un desvío. Seguimos los tres juntos por este bonito valle donde se puede avanzar bastante bien, de momento las subidas son bastante cortas y cómodas.
Para llevar 2 noches sin dormir no se me ve muy mal. |
Bonita foto junto a Levi, el corredor americano. |
Levi se adelanta
antes de entrar a un pequeño pueblo al que accedemos por unas estrechas calles,
salimos a una más ancha, giramos a la izquierda y llegamos a un pequeño
avituallamiento que un hombre ha puesto en el garaje de su casa (Miguel me
había hablado de esto). Aquí están también la mujer e hijas de Levi, cruzamos
unas palabras y el dueño de la casa nos pregunta si queremos algo de comer, (yo
tengo más hambre que un condenado) le decimos que sí y nos aparece con dos
napolitanas de jamón y queso. Estos detalles hacen que esta carrera sea tan
especial. Me siento en el garaje a comérmela con una coca cola y sin perder mucho
más tiempo y agradeciéndole a nuestro anfitrión su amabilidad, salimos de nuevo
los tres juntos.
Llegando a otro bonito pueblo. |
Me ha venido
fenomenal este pequeño descanso de cara a afrontar las subidas a los parques eólicos y el clima también está de nuestra parte, ya que el día amaneció
nublado y con una fina lluvia.
Empieza la dura subida por una especie de bosque. Yo pongo un paso cómodo con mis bastones y mis dos compañeros se empiezan a alejar. No me preocupa y tampoco tienen porque esperarme, aquí cada uno lleva su ritmo y no hay ningún compromiso de ir juntos. La subida es bastante dura, con un desnivel brutal, sigo controlando el esfuerzo ya que aún quedan más de 100 kms para meta. Las rampas se ponen aún peor pero lo voy manejando bien. Me hace gracia al pensar en el entrenamiento que he hecho para esta carrera donde únicamente hice llano creyendo que las pocas subidas que habría no iban a ser muy complicadas. Cuando ya estoy llegando arriba empiezo a escuchar un zumbido un poco raro, estaré alucinando?, no, es el sonido que hacen las imponentes aspas de estos enormes molinos. Una vez arriba hace bastante aire y algo de frío. Atravieso el parque eólico y comienzo la bajada con el mismo desnivel que subiendo y por un terreno bastante irregular que hace que mis ampollas y yo suframos bastante.
Empieza la dura subida por una especie de bosque. Yo pongo un paso cómodo con mis bastones y mis dos compañeros se empiezan a alejar. No me preocupa y tampoco tienen porque esperarme, aquí cada uno lleva su ritmo y no hay ningún compromiso de ir juntos. La subida es bastante dura, con un desnivel brutal, sigo controlando el esfuerzo ya que aún quedan más de 100 kms para meta. Las rampas se ponen aún peor pero lo voy manejando bien. Me hace gracia al pensar en el entrenamiento que he hecho para esta carrera donde únicamente hice llano creyendo que las pocas subidas que habría no iban a ser muy complicadas. Cuando ya estoy llegando arriba empiezo a escuchar un zumbido un poco raro, estaré alucinando?, no, es el sonido que hacen las imponentes aspas de estos enormes molinos. Una vez arriba hace bastante aire y algo de frío. Atravieso el parque eólico y comienzo la bajada con el mismo desnivel que subiendo y por un terreno bastante irregular que hace que mis ampollas y yo suframos bastante.
Dura subida al parque eólico. |
De todas formas no bajo muy mal y me estoy acercando a mis compañeros. Todo lo que hemos subido antes se vuelve a bajar por otro lado. Atravesamos por una zona con casas y de nuevo empieza otra subida al siguiente parque eólico. Paso tranquilo y para arriba. De nuevo el zumbido, señal de que estoy llegando. Unos metros más y ya estoy atravesándolo por un ancho camino donde comienzo a trotar.
Vistas desde la cima del segundo parque eólico. Oleiros al fondo. |
Al fondo veo a Levi que va caminando, le alcanzo y se une a mí en esta larga bajada hasta nuestro próximo destino que se ve a lo lejos. Cruzamos una carretera y nos detenemos unos segundos en una fuente a refrescarnos. Ahora bajamos por una ancha pista rodeados de mucho árbol, vamos charlando con un ritmo bastante bueno e incluso adelantamos a dos o tres corredores que van andando. Dejamos este tramo de bosque y llegamos a una carretera, siempre en bajada, la seguimos y en pocos kilómetros estamos en la playa fluvial donde está el avituallamiento y punto de control.
Busco un sitio a la sombra donde dejar mi mochila y me acerco a ver que tienen de comer. Sopa verde (riquísima), arroz con frango y ensalada de lechuga con tomates cherry, ponme de todo le digo a la amable voluntaria que me atiende (nunca he tenido tanta hambre en una carrera). Y tras la comida que toca?, pues eso, una buena siesta. Quedo con Miguel, que había llegado unos minutos antes, en dormir una hora y tras ese tiempo, que pudo perfectamente haber sido 1 minuto (esa es la sensación que tuve cuando me despertaron), nos preparamos y salimos hacer otra heroica, perdón, eólica nueva etapa.
Reponiendo fuerzas. |
A punto de echarme una pequeña siesta. BA7 – OLEIROS – SARZEDAS 38,1 km | D+ 1.213 m | D- 1.326 m|Barreira Horária – 07:00 hs 28/07/19 |
Tiempo empleado 10h 8' - 3h 10 de margen.
Para llevar 220 kilómetros voy bastante bien, quitando el problema de ampollas no tengo ningún tipo de molestia y de piernas voy fenomenal. Hace bastante tiempo que me veo finisher y mi única preocupación es la de cómo pasaré la tercera noche, porque hasta ahora no he tenido ningún problema con el sueño a pesar de no haber dormido casi nada, pero sé que estoy puede cambiar.
Salimos caminando a buen paso cuesta arriba pero no es complicado y avanzamos bastante bien.
Cogemos una carretera y por el arcén seguimos subiendo. Al otro lado a lo lejos se divisa bastante cerca (no estaban tan cerca) los molinos de viento por donde tenemos que pasar. Cruzamos y por camino iniciamos un suave descenso. El sol se está poniendo y no nos queda mucho tiempo de luz. En un punto del camino Miguel me enseña una placa que señala el lugar donde está una piedra de 500 millones de antigüedad (si voy solo ni me doy cuenta). Los molinos se siguen viendo muy cerca pero aún nos queda bastante para llegar. La noche ya nos envuelve cuando llegamos a una especie de carretera cortita con bastante desnivel donde aparte de un fotógrafo están ya, por fin, los molinos.
Para llevar 220 kilómetros voy bastante bien, quitando el problema de ampollas no tengo ningún tipo de molestia y de piernas voy fenomenal. Hace bastante tiempo que me veo finisher y mi única preocupación es la de cómo pasaré la tercera noche, porque hasta ahora no he tenido ningún problema con el sueño a pesar de no haber dormido casi nada, pero sé que estoy puede cambiar.
Salimos caminando a buen paso cuesta arriba pero no es complicado y avanzamos bastante bien.
Cogemos una carretera y por el arcén seguimos subiendo. Al otro lado a lo lejos se divisa bastante cerca (no estaban tan cerca) los molinos de viento por donde tenemos que pasar. Cruzamos y por camino iniciamos un suave descenso. El sol se está poniendo y no nos queda mucho tiempo de luz. En un punto del camino Miguel me enseña una placa que señala el lugar donde está una piedra de 500 millones de antigüedad (si voy solo ni me doy cuenta). Los molinos se siguen viendo muy cerca pero aún nos queda bastante para llegar. La noche ya nos envuelve cuando llegamos a una especie de carretera cortita con bastante desnivel donde aparte de un fotógrafo están ya, por fin, los molinos.
Comenzamos el
descenso adentrándonos de nuevo en zona boscosa por un ancho camino, que no es
el que me marca el GPS pero no hay otro, así que no me preocupo ya que la dirección es la correcta. Salimos de este bosque y empezamos a ir por una zona donde ya
se empiezan a ver casas. Ahora transitamos por asfalto, todo está muy
silencioso a excepción de algunos ladridos de perros que se escuchan de vez en
cuando.
Llegamos a una carretera, el GPS dice que a la derecha. Paralelo a la carretera sale un camino de tierra y Miguel comenta que es por ahí, si él lo dice, por allí vamos, pero me doy cuenta de que nos estamos alejando del track. Volvemos hacia atrás, mi compañero está seguro de que se sigue por camino y no por carretera, dudamos y cree recordar que se cogía más atrás cerca de una casa por donde hemos pasado antes. Vamos hacia allí y nos encontramos con un señor mayor que al preguntarle nos responde que a Sarzedas se va por la carretera. Se produce una curiosa situación, Miguel intenta convencer al señor (que probablemente se haya criado ahí) de que hay otro camino para llegar a nuestro destino, creo que el sueño le está confundiendo y haciendo caso al GPS me encamino de nuevo hacia la carretera, Miguel no está muy convencido pero me sigue.
Tras un poco de subida la carretera empieza a bajar. Fuerzo un poco el ritmo pensando que esto será bueno para que mi compañero se despeje un poco, alejándome algunos metros de él. Unos minutos más tarde le tengo de nuevo a mi lado y parece que de momento está recuperado, siguiendo ambos a buen ritmo por esa solitaria carretera. Me sorprende que yo, habiendo dormido apenas 1h 30' no tenga nada de sueño, ni siquiera un pequeño bostezo, aunque de vez en cuando voy viendo cosas extrañas, como perros o gatos que eran plantas, una señora que era un árbol al borde de la carretera, una niña que era unas ramas o un acueducto que eran árboles. Todo esto sé que es culpa de las sombras que produce la luz de mi frontal con la vegetación mezclado con el tiempo que llevo sin dormir y no me preocupa, incluso me divierte y tanto Miguel como yo vamos entretenidos contándonos lo que ve cada uno. Solo hubo dos ocasiones en las que aluciné, pero bien y no fue ningún efecto del frontal, de hecho, ahora que lo vuelvo a recordar sigo dudando de qué vi realmente.
Vamos por una carretera en las afueras de un pueblo, el frontal no hace falta porque esta zona está algo iluminada. Al fondo, a unos doscientos metros, veo a un grupo de gente en la puerta de una casa, están como jugando a empujarse unos con otros, de pronto todos se paran y se giran para mirarme, la sensación que tengo es la de que se han dado cuenta de que alguien "puede verlos". Sigo avanzando en su dirección y de pronto, sin dejar de mirarme, empiezan a flotar a unos tres metros del suelo, aparecen 3 jaulas de hierro, se meten dentro y comienzan a venir flotando hacia mí. Yo, nunca mejor dicho, estoy alucinado con lo que estoy viendo. Se acercan por mi derecha sonriendo y cuando están a mi altura justo encima, intento tocarlos con la mano y desaparecen. Le comento a Miguel lo que acabo de ver, sé que es una alucinación pero nunca había tenido alguna que se moviera. Y si cuando el cerebro está cansado y sin dormir es capaz de ver cosas que están a nuestro alrededor pero que en estado normal no somos capaces de ver?
Seguimos camino, yo dándole vueltas a lo que acabo de ver. Más adelante llegamos a un cruce donde vemos a un corredor parado, es Jaime de Huelva. Nos comenta que iba con Paco Adán pero que no estaba cómodo con su ritmo y ha visto en su móvil que nosotros íbamos cerca, decidiendo esperarnos, parece que también tiene algún problema con su GPS. Nos metemos en una especie de valle varios kilómetros, cruzamos al otro lado y al poco de subir empezamos a ver luces de casas. Miguel está seguro de que hay que ir por un camino que sube hacia la izquierda dando muchos detalles, ¿cómo no le vamos a seguir?, pero no era por ahí y tenemos que volver hacia atrás y coger el otro camino. Pasamos por calles solitarias a esas horas y nos metemos de nuevo por un camino de tierra con bastante vegetación.
Debemos estar ya muy cerca del punto de control pero no se ve ninguna luz, únicamente escuchamos música a lo lejos. Un kilómetro falta y seguimos sin ver nada hasta que de pronto giramos, hacemos una pequeña subida y vemos las luces del centro parroquial donde está situado el último avituallamiento de la carrera.
Aquí tienen pasta pero con atún así que solo tomo algo de pan y coca cola. Estoy sentado en una mesa junto a Jaime y su mujer Jessica, Miguel se ha acercado al médico a que le hagan una cura en los pies, descansa tumbado en una camilla mientras se la hacen. Jaime quiere salir ya y prefiere ir acompañado pero a nosotros nos queda aún un buen rato ya que antes de llegar le dije a mi compañero que se acostara a dormir 15', le comento que se vaya tranquilo y que si tiene algún problema estaremos por detrás, así que se marcha (no sabemos que le pasaría ya que al final llegamos a meta antes que él y no nos cruzamos en ningún sitio).
Llegamos a una carretera, el GPS dice que a la derecha. Paralelo a la carretera sale un camino de tierra y Miguel comenta que es por ahí, si él lo dice, por allí vamos, pero me doy cuenta de que nos estamos alejando del track. Volvemos hacia atrás, mi compañero está seguro de que se sigue por camino y no por carretera, dudamos y cree recordar que se cogía más atrás cerca de una casa por donde hemos pasado antes. Vamos hacia allí y nos encontramos con un señor mayor que al preguntarle nos responde que a Sarzedas se va por la carretera. Se produce una curiosa situación, Miguel intenta convencer al señor (que probablemente se haya criado ahí) de que hay otro camino para llegar a nuestro destino, creo que el sueño le está confundiendo y haciendo caso al GPS me encamino de nuevo hacia la carretera, Miguel no está muy convencido pero me sigue.
Tras un poco de subida la carretera empieza a bajar. Fuerzo un poco el ritmo pensando que esto será bueno para que mi compañero se despeje un poco, alejándome algunos metros de él. Unos minutos más tarde le tengo de nuevo a mi lado y parece que de momento está recuperado, siguiendo ambos a buen ritmo por esa solitaria carretera. Me sorprende que yo, habiendo dormido apenas 1h 30' no tenga nada de sueño, ni siquiera un pequeño bostezo, aunque de vez en cuando voy viendo cosas extrañas, como perros o gatos que eran plantas, una señora que era un árbol al borde de la carretera, una niña que era unas ramas o un acueducto que eran árboles. Todo esto sé que es culpa de las sombras que produce la luz de mi frontal con la vegetación mezclado con el tiempo que llevo sin dormir y no me preocupa, incluso me divierte y tanto Miguel como yo vamos entretenidos contándonos lo que ve cada uno. Solo hubo dos ocasiones en las que aluciné, pero bien y no fue ningún efecto del frontal, de hecho, ahora que lo vuelvo a recordar sigo dudando de qué vi realmente.
Vamos por una carretera en las afueras de un pueblo, el frontal no hace falta porque esta zona está algo iluminada. Al fondo, a unos doscientos metros, veo a un grupo de gente en la puerta de una casa, están como jugando a empujarse unos con otros, de pronto todos se paran y se giran para mirarme, la sensación que tengo es la de que se han dado cuenta de que alguien "puede verlos". Sigo avanzando en su dirección y de pronto, sin dejar de mirarme, empiezan a flotar a unos tres metros del suelo, aparecen 3 jaulas de hierro, se meten dentro y comienzan a venir flotando hacia mí. Yo, nunca mejor dicho, estoy alucinado con lo que estoy viendo. Se acercan por mi derecha sonriendo y cuando están a mi altura justo encima, intento tocarlos con la mano y desaparecen. Le comento a Miguel lo que acabo de ver, sé que es una alucinación pero nunca había tenido alguna que se moviera. Y si cuando el cerebro está cansado y sin dormir es capaz de ver cosas que están a nuestro alrededor pero que en estado normal no somos capaces de ver?
Seguimos camino, yo dándole vueltas a lo que acabo de ver. Más adelante llegamos a un cruce donde vemos a un corredor parado, es Jaime de Huelva. Nos comenta que iba con Paco Adán pero que no estaba cómodo con su ritmo y ha visto en su móvil que nosotros íbamos cerca, decidiendo esperarnos, parece que también tiene algún problema con su GPS. Nos metemos en una especie de valle varios kilómetros, cruzamos al otro lado y al poco de subir empezamos a ver luces de casas. Miguel está seguro de que hay que ir por un camino que sube hacia la izquierda dando muchos detalles, ¿cómo no le vamos a seguir?, pero no era por ahí y tenemos que volver hacia atrás y coger el otro camino. Pasamos por calles solitarias a esas horas y nos metemos de nuevo por un camino de tierra con bastante vegetación.
Debemos estar ya muy cerca del punto de control pero no se ve ninguna luz, únicamente escuchamos música a lo lejos. Un kilómetro falta y seguimos sin ver nada hasta que de pronto giramos, hacemos una pequeña subida y vemos las luces del centro parroquial donde está situado el último avituallamiento de la carrera.
Aquí tienen pasta pero con atún así que solo tomo algo de pan y coca cola. Estoy sentado en una mesa junto a Jaime y su mujer Jessica, Miguel se ha acercado al médico a que le hagan una cura en los pies, descansa tumbado en una camilla mientras se la hacen. Jaime quiere salir ya y prefiere ir acompañado pero a nosotros nos queda aún un buen rato ya que antes de llegar le dije a mi compañero que se acostara a dormir 15', le comento que se vaya tranquilo y que si tiene algún problema estaremos por detrás, así que se marcha (no sabemos que le pasaría ya que al final llegamos a meta antes que él y no nos cruzamos en ningún sitio).
En la última base de vida. Este es Jaime. |
En la camilla Miguel, haciéndose unas curas y descansando. |
En nada salimos para hacer los últimos kilómetros. |
BA8 – SARZEDAS – CASTELO BRANCO
24 km | D+ 596 m | D- 526 m|Barreira Horária Chegada – 12.00 hs 28/07/19
Tiempo empleado 5h 46' - 3h 24' de margen.
Nos quedan únicamente 24 kilómetros y si todo va normal llegaremos con tiempo de sobra a meta. Vamos por una zona con bastante vegetación, corre algo de aire y hace un poco de frío. Miguel vuelve a tener de nuevo problemas con el sueño, empieza a decirme frases o preguntarme cosas sin mucho sentido, él es consciente de ello y va algo preocupado. Yo, la mayoría de las veces no le contesto pero como soy un cachondo, en alguna ocasión le sigo la corriente… De vez en cuando se para unos segundos como para despejarse, yo continúo alejándome unos metros forzándole a apretar después para cogerme, no quiero que se relaje. Me comenta de parar y echarse en el camino a dormir pero hace aire y a esas horas (casi amaneciendo) bastante frío y le convenzo para seguir. No quiero que el margen que tenemos disminuya y voy algo preocupado, yo he dormido menos que él y estoy casi seguro de que a mí me va a pasar lo mismo y si esto sucede seguro que no llegamos en tiempo a meta. Por otro lado tampoco me puedo ir y dejarle solo, aunque llego a comentarle esta opción si empezáramos a perder mucho tiempo, llamando a la organización y avisando de la situación, pero nada, no fue necesario, poco a poco fue recuperándose y pudimos hacer esta última parte sin ningún problema.
Cruzamos por un puente de piedra, miro hacia mi derecha y vuelvo a tener otra alucinación en movimiento…, hay unos cables de la luz y de pronto se convierten en pequeñas baldosas negras con dibujos dorados, empiezan a plegarse unas contra otras, primero hacia arriba y después hacia abajo varias veces y con un fuerte sonido al golpear unas con otras. La "visión" duró hasta que acabamos de cruzar y después todo volvió a la normalidad.
Nos amanece y llegamos por fin a la carretera principal que hay que seguir hasta Castelo Branco. Pensaba que esta parte iba a ser más fácil pero aparece una larga subida con bastante desnivel que hacemos por el arcén y aunque de momento no pasan muchos coches hay que ir con precaución. Seguimos avanzando a buen ritmo y muy a lo lejos se ve ya la población a la que hay que llegar.
Aquí parece que no estamos cansados. |
Nos encontramos con uno de los fotógrafos que nos ha ido siguiendo estos 3 días, le preguntamos si llevamos por delante a alguien cerca y nos comenta que sí, que Paco no está muy lejos de nosotros. Fue decirnos esto y al instante nos pusimos los dos a correr para ver si le alcanzábamos, hasta cuesta arriba corríamos, pero por ahí no aparecía nadie y después de un par de kilómetros decidimos tomárnoslo con más calma. El tema de las ampollas está controlado pero empieza a dolerme la espalda y me obliga a ir estirando cada cierto tiempo, por lo demás voy perfectamente.
Ya estamos en la ciudad, cruzamos un par de rotondas y vemos el castillo justo enfrente pero primero tenemos que dar un gran rodeo. Subimos por una larga avenida, sabemos que lo tenemos ya todo hecho y vamos muy tranquilos. A nuestra izquierda va un carril bici y un simpático señor mayor que va caminando por el nos está alcanzando. Nos picamos en broma y lo dejamos atrás pero nuestra alegría no dura mucho ya que un par de señoras que van relajadamente trotando nos adelantan, a ellas las dejamos que aún nos quedaba un buen tramo de subida hasta la meta y había que conservar fuerzas.
Dejamos está avenida
y salimos a otra también en subida que nos acerca al centro de Castelo Branco,
una ciudad muy bonita por cierto, callejeamos, pasamos por alguna plaza y salen
a nuestro encuentro un fotógrafo y su compañera que harán estos últimos metros
con nosotros acompañándonos hasta la entrada al castillo.
Subimos unas
escaleras y entramos al recinto entre los aplausos de las personas que allí se
encuentran a tan tempranas horas. Nos dan unas banderas, subimos una escalera
de piedra y tan contentos como cansados celebramos nuestra llegada a meta.
Nuestra llegada al recinto del castillo. |
Subiendo a los más alto para recibir nuestras medallas. |
Fue duro pero lo conseguimos. |
Gracias a todos los que me seguisteis y animasteis. |
62 horas y 36 minutos de aventura en la mejor compañía.
Nada más llegar y tras recibir nuestra medalla, la prenda de finisher y tomarnos una cerveza, nos fuimos a desayunar y sin ducharnos aún nos acostamos un par de horas en un polideportivo. Ducha rápida y a comer antes de desplazarnos al camping donde tendría lugar la ceremonia de entrega de premios con posterior cena con abundante variedad de platos típicos. Si perdí algún kilo en carrera, lo recuperé seguro.
Levi, Paulo Alexandre (el organizador), Miguel, Paco y yo. |
Decir que la ceremonia y posterior cena estuvieron fenomenal. Esta gente cuida muy bien de los corredores y disfrutamos mucho del ambiente y de una bonita y animada velada.
Gracias Miguel por todo.
Volveré?, seguramente…
Qué memoria más prodigiosa para recordar tantos datos y anécdotas!!!
ResponderEliminarEncantada de leerte😊